familia monoparental, diversidad familiar y adopción

Problemas diferentes

 Publica Tarike después de un larguísimo (demasiado) silencio una entrada en la que reflexiona sobre la adopción transracial… cuando uno se queda a vivir en el país de origen de sus hijos.

Su entrada dibuja una interesante situación, con elementos distintos a los que vivimos en familias transraciales en países distintos a los de nuestros hijos…

 Una diferencia importante es que su hija destacará cuando vaya con ella… pero no cuando vaya sola, en el colegio, en la calle. Quizás la educación que reciba la hará diferente, pero esto no tiene por qué saltar a la vista. Nosotros, en Europa, blanqueamos a nuestros hijos, es decir, cuando van con nosotros de la mano les «asimilamos» a la sociedad en la que viven; Tarike, en cambio, hará lo contrario: cuando vaya con ella, convertirá una niña que no llama la atención en alguien que destaca.

La diferencia, está claro, siempre es percibida por algunos como algo peligroso. Pero la diferencia visible es más peligrosa, objetivamente hablando: te convierte en un blanco visible de burlas, de insultos, de agresiones.

 Evidentemente, la adopción de su hija será igual de visible que la de cualquiera de nosotros, y esto tiene su lado negativo (las preguntas indiscretas,… que son igual de indiscretas en España que en Etiopía, desengañémonos) y el positivo (estas preguntas nos obligan, obligan a nuestros hijos, a reflexionar sobre la adopción, a colocar cosas que niños que no se ven cuestionados quizás no empiezan a colocar hasta más tarde). Pero a diferencia de su hija, nuestros hijos crecen sin referentes de su color. Son tratados como niños blancos pero serán tratados como adultos negros sin el aprendizaje necesario para ello. Esto a su hija no le pasará. Pero como ella dice, le pasarán otras cosas… Las leeré con avidez.

 

Leyendo otros blogs mucho más mejores que este mío (y mucho más serios en su periodicidad, gracias a Dios y a quien lo escribe), surge, entre la comunidad de familias con niños adoptados, una y otra vez el tema de las «etiquetas», de cómo, para los niños adoptados, una de las principales dificultades es la adaptación a un entorno compuesto por personas mayoritariamente de una raza distinta a la del niño o niña adoptado en ultramar (o en los Servicios Sociales de la esquina).

Para consuelo y/o desesperación de quien se plantea estos interrogantes, aporto mi granito de arena: la discriminación y el racismo no son exclusivos de Europa. Aquí también, en Etiopía, en mi breve experiencia, de momento la mayoría de las opiniones que he encontrado, en amigos y extraños, se ajustan con milimétrica precisión a uno de estos dos tópicos:

1.Como soy frenji, seré una madre estupenda

2.Como soy frenji, estoy robando un niño

Aclaro que todavía no tengo niña, pero sí asignación. He tenido la oportunidad de ir a ver a la que será mi Señora Patata un par de veces e, incluso, en una ocasión, pude cruzar la puerta del orfanato con ella en brazos para ir a otro sitio. En nuestra breve experiencia común en el mundo exterior, me dí cuenta de que, cuando llevas un niño etíope en brazos, el «where are you from?» que te preguntan doscientas veces por minuto se sustituye por «¿dónde la has encontrado?» y, «¿por qué la abandonó su madre?». Como ya he comentado alguna vez, el concepto «pregunta tabú» no existe en Etiopía. En aquella ocasión, encontré el responder las preguntas bastante violento, sobre todo teniendo en cuenta que la Señora Patata, por el momento, es sólo burocracia de mi burocracia. Espero mejorar con la práctica, pero me resulta difícil explicar particulares que en Europa consideramos pertenecientes a la extricta intimidad familiar a un extraño que te ha tocado al lado en una fila.

Básicamente, las familias que adoptan niños de otras razas y viven en España, afrontan la dificultad del niño «distinto» para integrarse en una sociedad mayoritariamente compuesta por personas de otra raza, así como la dificultad de esta sociedad para acoger a ese niño. En mi caso, la «distinta» en una sociedad compuesta mayoritariamente por personas de otra raza, seré yo. Hasta ahí, creo que está claro. Llevo años viviendo aquí y siempre hay quien tira de tópicos en cuanto se encuentra a un frenji. Lo llevo bastante bien, y con el tiempo he recopilado toda una bateria de respuestas de mearte de la risa (en serio). Lo que me preocupa, cuando pienso en mi hija, es que mi «diferencia» le hará también «diferente» a ella (las comillas se contagian). A pesar del color de su piel (en concordancia con el color dominante en nuestro ambiente), el problema persistirá, porque la diferencia entre su color y el mío evidenciará que no la habré parido, y eso, de nuevo, generará tópicos y malentendidos.

Conozco varias familias extranjeras que han adoptados niños etíopes y viven en Etiopía. D. el hijo de la Doctora, una vez se escuchó de un miembro particularmente idiota de mi Santa Infancia «esa no es tu madre, tú no eres su hijo», así, sin comerlo ni beberlo. En este caso, mi elemento evidenciaba seguramente la envidia que la familia de D. le producía. Pero, al margen de sus motivaciones, el insulto se parece sorprendentemente a los que en ocasiones se escuchan los niños adoptados que viven en países de mayoría blanca.

Como se ve, esta investigación y reflexión no me está sirviendo en absoluto para aclararme las ideas. No sé si los ataques racistas se producen porque el niño tiene otro color o porque el niño es adoptado. Al final, si tengo que quedarme con una conclusión, diría que los problemas provienen –o pueden provenir- del hecho de formar parte de una familia «diferente» en un entorno compuesto por familias mayormente «convencionales» (iba a explicarlo, pero todos sabemos lo que quiere decir familia convencional). Tiene que ver con el color de piel, pero también con nuestro nivel económico y social (tenemos agua caliente en casa, coche a disposición, y tampoco me mato mucho la cabeza para llegar a final de mes). Ella es abeshá, pero su vida, por mucho que estemos en permanente contacto con su cultura y vivamos en su país, será frenji. Frenji en Etiopía, con –obviamente- muchísima gente en nuestro entorno abeshá, y también muchísima gente frenji. Pero mucho me temo que, al final, ella será encuadrada como frenji, por pertenecer a una familia frenji, y tener una lengua que no es el amárico como lengua materna (sabrá el amárico, pero no será la lengua que hablaremos entre nosotras normalmente). Y aquí, una vez que te meten en un saco, es imposible salir de él.

Como única certeza, creo que, en contra de lo que pudiera parecer, el hecho de que yo viva en el país de nacimiento de la que será mi hija no le ahorrará ningún problema. Tendremos, simplemente, otro tipo de problemas.

Comentarios en: "Problemas diferentes" (9)

  1. Que bueno leer otros puntos de vista tan diferentes y tan iguales!!!!!
    Me encanta ese blog, pero no habia leido esta entrada, me alegra muchisimo que la hayas subido aqui y no perdermela.

    • Yo tampoco la había leído, la recomendó otra Montse y me pareció muy interesante para reflexionar… Y más interesante me parecerá si nos sigue contando el día a día!

  2. Muchisimas gracias por compartir tu experiencia.

  3. Sigo desde hace tiempo, y me encanta, el blog de Tarike.
    Hoy, con estas entradas enlazadas, parece que Marte y Etiopía no están tan lejos.
    ¡me ha hecho ilusión esta ciberconexión globalizada!

    • ¿Sabes que hasta que me lo has comentado no he sido consciente? Pues sí, está claro que algunos días estamos muy, muy cerquita!! Gracias por avisar!!

      • Yo también leo a Tarike, y a ti, y así me siento, cerquita, cerquita, como si no hubiera un oceáno de por medio!! Como he comentado en otros momentos, yo de adopción interracial no sabía nada hasta que les conocí a ustedes, y vaya que he aprendido!!

      • Pues me alegro de que te interese aunque no te afecte directamente… Y de haber contribuído a este interés.

  4. Como siempre una misma situación se puede vivir desde prespectivas muy diferentes. Gracias por acercarnos a este blog.

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