familia monoparental, diversidad familiar y adopción

Tánger

Viajé a Tánger hace 3 años, con la esperanza de encontrar a mi segundo hijo allí.

Era la primera vez que dejaba a mi hijo mayor (entonces único), la primera vez que nos separábamos desde que nos habíamos conocido, y también la primera vez que viajaba sola más allá de un tránsito. No sé cuál de las dos cosas me angustiaba más.

Después de instalarme en un hotelito absolutamente delicioso (y donde me cuidaron como si fuera de la familia), y de saludar a la traductora amiga de N. (que me invitó a te, me sacó a comer y me presentó a sus hijos y algunas de sus amigas), me reuní con la asistenta social que se encarga allí de las kafalas, que me presentó a A. y M., una pareja que también esperaba convertirse en padres de un niño nacido en Marruecos. A. y M. también me adoptaron aquellos 4 días que compartimos en Tánger… juntos comimos y cenamos, y juntos paseamos por la ciudad.

Y juntos nos acercamos a la crèche el primer día, donde me enamoré de un par de niños que no podía kafalar (estaban en proceso con ambas familias), y dónde la presidenta nos convocó al día siguiente.

¿Os imagináis que hay un niño asignable?, les pregunté. Si hubiera un niño, vosotros hace más tiempo que esperáis que yo, así que os lo tienen que asignar a vosotros.

Al día siguiente, sentados en el despacho de la presidenta de la Crèche, esta nos dijo que, efectivamente, había un niño. Un niño de 3 semanas, nacido prematuro, que había llegado esa misma semana y al que no habían asignado todavía porque aún faltaban los resultados de las analíticas.

– «Para mí», dijo A.

M. se fue a ver al niño mientras la presidenta nos contaba algunos datos del niño… y A. y yo llorábamos como magdalenas. Lloré este día todo lo que no he llorado en mis asignaciones. Y no teníamos ni un mal kleenex.

M. volvió al cabo de un momento y dijo, entre hipidos: «¡es feísimo!». Escogieron un nombre entre los dos que les propuso la presidenta (curiosamente, yo habría escogido el otro) y fuimos los tres a conocer al niño. Ahora ya con nombre: S.

M. dijo: «Cuando lo he visto la primera vez, me ha parecido feísimo… ¡¡y ahora me parece el niño más guapo del mundo!!».

S., que acabaría convirtiéndose en un niño guapísimo, era un bebé escuchimizado y feúcho, y yo respiré aliviada… aunque habría aceptado la asignación sin pestañear, creo que me habría dado un ataque de pánico de pensar en traer a mi casa, a mi vida, un niño tan pequeño. Que no habría sabido qué hacer con él.

Finalmente, mi segundo hijo no llegó de Tánger. Descarté hacer la kafala en una ciudad donde los niños eran tan pequeños y tan deseados: había lista de espera de familias españolas, pero también de familias marroquíes. Preferí kafalar un niño que tuviera menos posibilidades de salir en adopción en su país de nacimiento, y las circunstancias me llevaron un par de meses más tarde a conocer a A. y convertirlo en el pequeño de la casa.

Aún nos vemos a veces con M., A. y S., un niño travieso y despierto que tiene robado el corazón a toda la familia. Y en uno de esos encuentros, A. me dijo:

– ¿Has pensado alguna vez que si nosotros hubiéramos viajado una semana más tarde, o una semana antes, S. sería tu hijo?

No, nunca lo había pensado. Me resulta increíble pensar que podría haberme convertido en la madre de S. Tan increíble como me resultaría imaginarme lo contrario si los hados me hubiera llevado a serlo.

Comentarios en: "Tánger" (15)

  1. Preciosa historia…

    Yo sí que pienso a veces… que mi hija podría no haberlo sido.. que si hubiera entregado el papel un día más tarde.. quizás otros serían ahora sus afortunados padres … Y nosotros sin duda los padres de otro pequeñajo al que adorariamos también… Pero y a pesar de pensar eso, siento, como dice mi marido que seguramente deben sentir todos los padres adoptivos… (no lo sé) que hemos sido las personas más afortunadas del mundo al haber tenido el privilegio de ser los padres de nuestra hija… Ella y sólo ella podría haber ocupado su lugar en nuestra casa…

    Maria

  2. Que fotos tan bonitas, aunque no tiene que ver con el tema !Como me gusta Marruecos!

  3. Qué emocionante, todo esto.

  4. Hola Madre de Marte,
    aunque no viene a cuento, en un post anterior creo recordar que te preguntabas acerca de cómo se sentían los hijos de donantes de óvulos/esperma. Te envío un link que espero que te diga algo
    http://meiycarla.blogspot.com/2011/12/hablan-los-hijos-de-donantes-de-esperma.html

    Por otro lado, al hilo de tu entrada de hoy, te diré que en las fotos de la asignación, el mismo día de la aceptación, la niña me pareción bastante feita, pero en los dos días siguientes algo evolucionó en mí y cuando nos volvimos a juntar el grupo que viajábamos juntos, me pareció la mía la más guapa (incluso veía «defectos» a las demás niñas, ja, ja). Hoy por hoy no me planteo que hubiera podido ser otra. La miro y me la comería y se que no podía ser ninguna otra en todo el planeta.

    Feliz Navidad

    Meixiang

    • Muchas gracias!!! Es un enlace interesantísimo.

      A mi me costó mucho ver guapo a mi hijo pequeño, que curiosamente, es un niño muy guapo (objetivamente hablando)…. veía mucho más guapos el resto de niños de la crèche, y desde luego, su hermano mayor… Supongo que era una especie de actitud de auto-defensa para evitar vincularme (seguramente por miedo a que el mayor se sintiera dañado)…

  5. Cada instante, tomando un camino diferente, haciendo algo diferente, puede cambiar nuestro destino. Es curioso… ¿qué hubiera pasado siiiiii???? Yo, sin duda alguna, si no me hubiera negado a tramitar por ECAI (algo muy determinante a la hora de decidir el país de origen) mi hijo estaría en casa ya. Ahora, sin embargo, no sé si algún día llegará. ¿Qué hubiera pasado si no hubiera sido tan cabezona?

    • Silvia, no lo sabes… o quizás tardaría más…
      Yo pienso a veces en cada una de esas pequeñas decisiones que me llevaron a que mis hijos fueran exactamente los que son y no otros niños del mismo u otro país, de la misma u otra edad…
      Y a la vez, parece todo tan inevitable…

    • Silvia, como dice Madre, no lo sabes; ni lo sabrás nunca. O sea que mejor no darle vueltas.
      Yo también fui muy cabezona durante el proceso seguramente por motivos distintos a los tuyos. Sea como sea, el final (es decir el principio) ha llegado.
      Deseo que tu principio llegue pronto. La perseverancia ayuda.

  6. lali alavedra dijo:

    Hola, soy Lali, suelo mirar tu blog y en esta ocasion me he sorprendido gratamente porque este relato yo lo conoci a traves de A y M cuando fueron a recoger a su hijo, en aquella ocasion nosotros tambien kafalabamos a H. Compartimos monentos intensos.
    Un beso para S.

    • ¡¡Qué bueno, Lali!! Sí son momentos intensos, sí… Mira que yo con M. y A. coincidí pocos días, después hemos ido viéndonos pero no es muy seguido… y sin embargo, los considero poco menos que familia!! de una manera extraña y lejana, pero familia… Nunca se me olvidará que estuve en el parto de S…

  7. Qué historia…real, y con tintes de cuento…Mi amiga Reyes y yo bromeamos muy en serio con esa misma posibilidad…su hijo podría haber sido el mío…y viceversa…pero…el destino, amiga! es el destino!!!
    Por cierto, adoro Marruecos…

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