familia monoparental, diversidad familiar y adopción

La palabra sana

Extraído de la entrevista de la Contra de hoy de La Vanguardia, a la filósofa Catherine Malabou:

Magistretti contó aquí que la palabra cura cuando evocamos traumas.

– Explicando una experiencia traumática con la palabra vuelves a trazar su huella neuronal en la memoria – reescribes su sinapsi – y así haces que sea cada vez menos profunda hasta que la acabas superando.

¿Es así como curan la palabra y el arte?

– Elaborando recuerdos y transformándolos en arte, vas tomando distancia respecto al trauma sufrido, porque la experiencia es única, pero cada vez la evocamos de manera distinta. El hecho no cambia; el recuerdo que tenemos de él, sí.

Comentarios en: "La palabra sana" (18)

  1. Lástima que no puedo leer el contenido del link.. ya que el tema me parece muy interesante. Una de las grandes líneas de la resilencia es el uso de los medios de expresión (palabra oral y escrita, arte en sus distintas formas) como mecanismo para reescribir tu propia historia, entenderla, aceptarla, expresar tus sentimientos y en cierta forma poder «alejarte» de ella para curarte de tus traumas. Es muchas veces el primer paso para avanzar

    Aplicado a nuestros hijos creo que es básico dotarlos de palabras, imágenes o símbolos que les permitan contarse su propia historia para que con el tiempo puedan superar aquello de «traumático» que puede haber en ellas.

    maria

    • No, está en cerrado para suscriptores… no sé si en unos días lo liberan, yo tampoco tengo acceso (he leído y copiado a mano de la entrevista en papel).

      Yo cada vez tengo más claro que la resiliencia pasa por elaborar lo que uno ha vivido y convertirlo en algo útil. Puede ser arte, puede ser ayudar a los demás (que pueden haber vivido cosas parecidas)… Y sí, lo importante es darles herramientas para elaborar su propio relato.

  2. A veces se intenta borrar la experiencia traumática. Oigo tantas veces, «hay que olvidarlo déjalo, quedó atrás, pasa página….» y siempre pienso en que injustas son esas recomendaciones para quien ha experimentado el trauma. Siempre he creido que hay que mantener viva la memoria pero dotándola de un significado distinto, para recordar sin que duela o al menos haciendo que cada vez duela menos. En «La vida secreta de las palabras» de Isabel Coixet hay una escena gloriosa desde el punto de vista terapeutico donde el personaje que interpreta Julie Christie (inspirado en INGE GENEFKE – Activista contra la tortura ) le dice al protagonista que han grabado años de conversaciones terapeuticas porque la reparación empieza por no dejar en el olvido el daño, para que los otros recordemos el dolor y tengamos presente la necesidad de reparación. La palabra ayuda sí, la palabra define y te define, pasar de ser víctimas a transformarse en supervivientes, ayuda a trabajar con las fortalezas, con lo que no pudo ser destruido…Lo dificil a veces es empezar a hablar (con palabras) y en ese sentido, sería útil encontrar caminos para favorecer la expresión que las palbras irán llegando..

    • A mí también me sorprende la ligereza con la que se habla de olvidar, de pasar página,… a experiencias que quizás sean las más determinantes de tu vida. Cuando alguien pierde la pareja, un hijo… y al cabo de pocos meses todo el mundo (o buena parte de él) espera que «lo haya superado», que no vuelva a hablar del tema…

      Una buena amiga mía perdió a su hija hace ahora ya 11 años (he hablado de ella varias veces en el blog). Me acuerdo que los días siguientes a la muerte de su hija, la llamábamos a veces desde el trabajo, y algunos compañeros me decían «no sé qué decirle»… yo les decía, «es simple, sólo tienes que preguntarle cómo está… será ella quién decida qué quiere contar y qué no»… algún tiempo más tarde, cuando se reincorporó, me dijo algo que me han dicho después otras personas (por ejemplo, otra amiga que tiene un hijo con una discapacidad): «necesito hablar de ello, y la gente no me deja, cuando empiezo, me cambian de tema»…

      • Esto es muy cierto, la gente le rehuye al dolor ajeno, a no saber cómo enfrentarlo, ni qué decir. Para mí no se trata de decir, sino de estar, de hacer compañía, de abrazar, y dejar que el otro hable. Respecto a olvidar, también me sorprende la ligereza con la que piensan que el pasado de nuestros hijos quedó atrás.

        Yo también creo que resignificar la historia, reescribirla, «alejarse» de ella, es lo que hace que se pueda ser resiliente: «El hecho no cambia, el recuerdo que tenemos de él sí».

        Muy interesante el post de hoy!! Ojalá en unos días sea posible leer la entrevista, si es así, espero que la cuelgues por aquí 🙂

      • Las contras de la Vanguardia son siempre muy interesantes, hoy mismo entrevistan a un señor Pietro Laureano, que es arquitecto y urbanista, experto en regiones áridas y técnicas tradicionales de urbanismo, que no tiene desperdicio… Hay una web (la del enlace) donde están todas, pero son para suscriptores, no sé si las más antiguas «las abren». A veces hay gente que copia / escanea entradas y se pueden googlear… si es el caso, le seguiré la pista a esta.

  3. Y hay que saber escuchar esas palabras. No es sencillo escuchar el dolor ajeno, parece que nos sentimos obligados a algo, a buscar una solución, a consolar…. Y se despiertan muchas historias nuestras que nos taponan los oídos.

  4. Mi experiencia me dice que solo queremos ser escuchados, escuchar poco y si encima son cosas dolorosas menos, porque ni sabemos que decir ni sabemos que hacer.. y a veces seria tan sencillo como un abrazo

    • Cuanta razón!! Lo mejor suele ser simplemente estar. A mi una vez que me ocurrió una cosa que me hizo daño y un amigo vino a casa en cuanto lo supo solo a abrazarme y estuvo horas abrazandome y acariciandome el pelo mientras yo lloraba y hablaba. De aquel mal momento ahora recuerdo que me hicieron daño pero especialmente que un amigo estuvo ahí para «recogerme» y dar la talla

      • Tienes razón. Creo que lo peor de sufrir una mala experiencia es que no nos recojan, que no nos escuchen ni nos comprendan, que minimicen nuestro dolor y nuestra vivencia.

  5. Madre, te lo pongo aquí aunque no tiene que ver con este post, no encuentro forma de contactar por privado.

    Me gustaría que retomaras en algún post el tema de abusos sexuales. Han salido a la luz abusos de un profe a varias alumnas y los padres no denunciaron por miedo al estigma social. Me parece horrible que aún se produzca el estigma por este tema como ocurrió con Mía y Dylan Farrow pero lo que me interesa es si conoces estrategias para proteger y prevenir a los niños. Como hacer que nos lo cuenten? Cómo darles herramientas? No tengo hijos aún, pero si niños de clases particulares y sobrinos y me preocupa el tema. Yo tengo clarísimo que mis padres me hubieran protegido (aunque en el resto de temas siempre dieran la razón a los profes) pero no se como generar esa seguridad en los niños. Sabría, creo, protegerles si me enterara, pero como enterarse? Se qué puede parecer sencillo pero con las estadísticas de abusos a menores, creo que esa protección es aún una asignatura pendiente..

    Te lo planteo a ti porque sueles poner artículos muy interesantes sobre educación y se que te preocupas de saber afrontar muchas situaciones con tus hijos.

    Un saludo!

  6. En una ocasion, un mal momento, en el que ademas no podia parar de llorar, y tampoco habia muchas mas palabras de consuelo, una amiga me dijo, no puedo ayudarte, no puedo hacer nada, lo unico que tengo son 100 euros en el bolsillo, si quieres nos fumamos la clase y nos vamos de cervezas, fueron las palabras mas reconfortantes de mi vida.

Replica a María Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.