Cuando no sabíamos nada
Me cuenta H., madre de una niña de 6 años que fue adoptada en Vietnam, que hace unos días estuvo hablando con una adoptada adulta, de China, sobre las vivencias de esa chica y la forma como H. enfoca la adopción de su hija.
La chica le dijo a H. que le parecía que lo estaba haciendo muy bien (así es sin duda) y que sus padres adoptivos, claro, eran de otra generación y no habían sido tan abiertos. Entonces, claro, no había tanta información.
Eché cuentas y pensé que los padres de esa chica probablemente adoptaron más o menos al mismo tiempo que yo; efectivamente, entonces no había tanta información. Tuvimos que buscarla debajo de las piedras, en páginas y blogs franceses y norteamericanos, buceando en las redes en busca de adoptados adultos y sus reflexiones. En libros publicados en inglés que nos pasábamos bajo mano como quien trafica con material inflamable. La herida primaria, Más allá de las consecuencias, la lógica y el control, La hija de la amante, Piel color miel… Y tuvimos que pensarla también.
Le dimos muchas vueltas a casi todo, al racismo, a la ética de la adopción, a la búsqueda de orígenes, a la necesidad de referentes, al papel de la familia biológica y el nuestro, a las dificultades del mundo escolar, la monoparentalidad, a las secuelas del abandono, de la institucionalización, de la adopción. Y no solo tuvimos que aprender, también desaprender muchos lugares comunes y verdades establecidas, que madre solo hay una, que el color no importa, que el amor es suficiente.
Todas esas madres (casi siempre madres, algún padre) que nos fuimos encontrando en las redes, en los foros de adopción, en este mismo blog que hubo un tiempo que era casi un foro, que creamos nuestros propios grupos – AdoptarSiendoSoltera, AdopciónDeMayores, AdopciónEnAfrica, AdopciónEnEtiopía, Al-Kafala, LaTríadaDeLaAdopcion, y, sobre todo, Vínculo – y fuimos tejiendo redes personales, conociéndonos en persona, compartiendo y reflexionando y cayendo y levantándonos y volviendo a trastabillar y cometiendo muchos errores y algunos aciertos, planteando preguntas que a veces daba miedo plantearse y cambiando las respuestas a medida que aprendíamos y creciendo mientras veíamos crecer a nuestras criaturas.
Y que sí, las cosas han cambiado mucho. Y algunas de nosotras, en nuestra pequeñísima parcela, contribuimos a que cambiara.