La primera vez que oí la expresión “Gotcha day” me quedó muy mal cuerpo. “Gotcha day” es cómo los americanos llaman a la celebración del aniversario de la adopción, y significa, literalmente, “el día en que te pillé”, o “el día en que te conseguí”. Como si nuestros hijos fueran objetos.
Una madre adoptiva afincada en Estados Unidos me dijo que allí no tiene la connotación negativa que yo le veía, pero lo cierto es que con el tiempo, he ido leyendo artículos que demuestran que allí también hay mucha controversia tanto respecto a la celebración de este día, como al nombre que se le da.
Algunas están resumidas en este artículo:
El “Gotcha Day” tiene sus críticos. Y lo que podría parecer una forma benevolente de señalar la unión de una familia con su nuevo hijo es el origen de una controversia creciente en la comunidad adoptiva.
Mientras muchos padres adoran celebrar el momento en el que su hijo o hija adoptiva llegó a sus brazos, hay otros que creen que el “Gotcha Day” degrada el proceso de adopción – y pone el foco unilateralmente en la experiencia adulta de los acontecimientos. A medida que la criatura crece, los expertos en adopción también están preocupados de que enfatizar esta fecha pueda aumentar o detonar sentimientos profundos de pérdida en el adolescente o joven.
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Para Karen Moline, miembro de “Parents For Ethical Adoption”, la palabra “Gotcha” is profundamente insultante, especialmente a la luz de la falta de ética de las agencias de adopción internacional. No importa como sean de puros tus sueños de convertirte en padre, “un niño no es algo que se consiga como un coche o una computadora”.
Y en este artículo leemos la opinión de Sophie Johnson, una chica nacida de 17 años nacida en China y adoptada por una familia norteamericana:
Tenía 5 años cuando mis padres me adoptaron en China y me trajeron a mi nuevo hogar en América. Como mi madre suele decir, me lancé a sus brazos ansiosamente, y allí me he quedado los últimos 12 años. Es mi madre, mi mejor amiga, la mujer a quien más admiro del mundo. Pero durante mucho tiempo, mi familia señaló el día que nos encontramos en China como algo que en los círculos de adopción se conoce como “Gotcha Day”.
Muchas familias celebran el día que conocieron a sus hijos adoptados y se convirtieron en familia. Pero aunque valoro el cariño y todo lo que mis parientes me han dado, el Gotcha Day puede ser un cajón de sastre – uno que nos deja a los niños como yo tristes y confusos. Lo que falta en el Gotcha Day es esto: El reconocimiento de que la adopción trata también sobre la pérdida.
Mientras que los padres adoptivos pueden estar celebrando el día en el que el niño tan deseado finalmente llegó a sus vidas, el niño que tienen en brazos ha sufrido abandono o han renunciado a él por razones que quizás nunca conocerá o comprenderá. Hay mucho que procesar. Y a veces, mientras los niños adoptados lo están procesando, sus sentimientos de pérdida anulan sus sentimientos de felicidad. El Gotcha Day es uno de estos días en los que pensamos sobre nuestro pasado y lo poco que sabemos de él muchos de nosotros. Pensamos en nuestros padres biológicos y deseamos haberles conocido y poderles preguntar por qué no se quedaron con nosotros. Pensamos en lo que nuestras vidas podrían haber sido, dónde estaríamos y cómo serían nuestros futuros, si no hubiera Gotcha Day.
Se ha dicho que la pérdida de la adopción es el único trauma del mundo en el que todo el mundo espera que las víctimas estén agradecidas. Yo estoy agradecida, pero también quiero recordarle a la gente que la felicidad de alguien que construye su familia a través de la adopción, también puede ser el dolor de otra persona que ha perdido a su hijo por circunstancias que no estaban bajo su control. Gotcha Day suena a día de sonrisas falsas si no reconocemos que también habla de pérdida, no sólo de ganancias.
En mi familia, ahora celebramos el Día de la Familia. Mis padres nos enseñan a mi hermano y a mí las fotos de nuestro primer encuentro. Hablamos de cómo me alimentó con una enorme bolsa de M&M’s (aún son mis chuches favoritas; ¿cómo lo supo?) que yo vomité inmediatamente en el trayecto en taxi hacia el hotel. Le digo en cada Día de la Familia que no debería haber permitido que nuestro guía tirara la sudadera amarilla en la que vomité. Era la única cosa con la que mis cuidadoras me vistieron y era una parte tangible de un pasado que tiene muchas zonas oscuras. (La perdono; estaba con jet-lag y el guía tiró a la basura la ropa sucia sabiendo que mi madre tenía una maleta llena de cosas nuevas para ponerme en América).
Cada Día de la Familia, nos reímos de cómo Elvis, mi hermano pequeño, se confunde respecto a los acontecimientos del día en el que lo recogimos. Nos reímos de cómo – yo tenía 7 años y había vivido en América 2 – le eché un vistazo y le pregunté a mi madre si no podíamos cambiarlo por un cachorro. Recordamos cómo mientras ellos estaban ocupados rellenando papeles, él y yo nos sentamos a colorear y mi padre le lanzó una pelota. Mi madre gritó y mi hermano, sin ni siquiera levantar la vista, levantó su mano izquierda y la cogió perfectamente. “¡Un zurdo! ¡Sí!”, gritó mi padre, que fan de los Cubs de toda la vida. No sé si a los funcionarios chinos les pareció gracioso, pero les aseguro que nosotros nos reímos cada Día de la Familia.
Adoro nuestro Día de la Familia. Es la celebración de nuestro amor mutuo, tan simple como esto. Y siempre terminamos encendiendo una vela por nuestras primeras familias y saliendo a hablar con la luna.