Aunque muchos profesionales de la adopción siguen advirtiendo contra los viajes de retorno al país de origen – o contra los viajes cuando los adoptados son aún niños; o contra los viajes sin mediación especializada, que ellos mismos suelen ofrecerse a suministrar – lo cierto es que cada vez hay más familias que hacen estos viajes, y las experiencias (al menos hasta dónde se cuentan) son enormemente positivas.
Este es el viaje que hizo M. con su hija, nacida en Etiopía, y que ahora tiene 10 años.
El viaje de vuelta a sus orígenes ha sido enormemente positivo para mi hija de diez años.
Le gusta Etiopía y se ha sentido muy cómoda allí. Ahora ya sabe que contestar a los despropósitos o dudas de la gente. Porque ha estado allí y sabe lo que es. Pudo ver y saborear Etiopia con sus propios ojos.
Hemos tenido la suerte de estar con gente encantadora y educada que le han hecho reírse de los comentarios estereotipados e ignorantes de personas de aquí, que no han viajado más allá de Villaburros, o si lo han hecho, ha sido a destinos standard o en grupo borreguil.
Se ha sentido muy a gusto entre gente que es igual que ella físicamente, allí la única diferente era yo. De hecho hubieron momentos muy graciosos cuando se recochineaban ella y un amigo -de buen rollo- de mí por ser blanca…
Es cierto que muchos no entendían que pudiésemos ser madre e hija, en los términos y significados que encierran estas palabras.
Porque allí la población en general no entiende la adopción internacional. Y los desmanes cometidos en este tema por los involucrados en la adopción, no han ayudado precisamente a ello, sino que han distorsionado todo mucho más.
Se ha engañado a los bios diciéndoles que los niños iban a estudiar a Addis, o en el caso de que se les dijese que iban al extranjero, que volverían de mayores y que mientras tanto les enviarían regalitos y dinero, que habría un contacto. En entornos pobres e ignorantes, la gente es muy manipulable, y buscan soluciones a sus problemas, y esa les parece una muy buena opción. Aunque desde un punto de vista lógico resulte inverosímil que alguien se haga cargo de la educación de sus hijos cuando aún son bebés (¿por qué habrían de hacerlo?) y al mismo tiempo les hagan firmar un papel haciéndose pasar por tíos o abuelos y diciendo que el niño es huérfano, porque si no, no puede ir a un orfanato/ residencia donde dicen que les cuidan y les dan estudios…
Casi siempre reciben algo a cambio de dar a sus hijos, un granito de arena pensando en lo que cuesta una adopción internacional. Puede ser desde una manta, 25 dólares…
Pero sé de un testimonio de primera mano de una mujer de clase media (y con apoyo familiar) a la que le ofrecieron un buen dinero a cambio de dar a su bebé (estaba recién viuda), en palabras textuales le dijeron “si das a tu hijo en adopción te daremos un buen dinero porque es muy guapo y claro”, así que parece que según eres tienes un precio u otro… El tipo era un vecino, ocurrió hace 7 años y ella no le volvió a hablar desde entonces. Mientras tanto y a lo largo de estos años, han ido viendo como él tenía varios coches caros a la vez, sus hijos crecían yendo a colegios internacionales, adquiria dos “guest houses”…etc. etc.
Los que trabajan en adopción se convierten en nuevos ricos , y la gente no es tonta.
Corren bulos ente la población acerca de que los queremos para criados, para cogerles los órganos, para volverles homosexuales… dicen cada cosa que no veas.
Y la mayoría de bios, como parte que son de la población, tampoco entienden la adopción internacional. Creen que sus hijos siguen llevando sus apellidos (normal, porque en Etiopía la adopción es simple). Creen que somos sus cuidadores y benefactores, pero no entienden que podamos quererlos como los queremos ni que nos quieran a nosotros como nos quieren (sí lo entienden cuando lo ven).
Sin absoluto centrar cátedra, y sin que lo que yo diga a continuación se aplique en absolutamente todos los puntos a nuestra situación, me gustaría dejar algunos apuntes por si algún día le sirven a alguien de algo:
– Conocer primero el país antes de hacer un viaje de orígenes. Y no vale el viaje de adopción, porque en ese viaje no se entera uno de nada.
– Conocer primero a los bios, sin el niño. Eso nos da una idea de lo que el niño/a se puede encontrar, aunque nunca vamos a tener la certeza de que nos vamos a encontrar en el momento que vayamos.
– Estar allí con alguien del país de entera confianza, mente abierta y buen carácter. Por las traducciones (vital), porque el niño o niña puede tener sus momentos difíciles, porque no es un tiempo de relax, por todo.
– Tener un buen vínculo afectivo con nuestro hijo o hija antes de viajar. Esto es primordial. Mejor aplazar el viaje que hacerlo cuando el niño aún no está seguro/a con nosotros, o cuando no está estable emocionalmente.
– Ir cuando el niño o niña quiera ir, pero valorar nosotros si está preparado o preparada para ello (dentro de lo difícil que pueda resultar a veces evaluar algo así). El niño o niña deben ser maduros a nivel emocional.
– No mitificar a los bios. Los hay de todo tipo. Y nosotros los padres adoptivos somos el puro ejemplo de como la sangre es solo un tejido líquido que recorre nuestro organismo…
– No hemos de esperar que nuestros hijos se vuelvan locos al verlos (hablo particularmente de niños que ni los recuerdan). Hasta pueden mostrar rechazo o indiferencia. No obligarles a tener contacto físico con ellos porque los bios nos den pena. Los importantes del encuentro son los niños, ni nosotros ni los padres bio. Y si nuestros hijos se sienten incomodos, abreviar la estancia.
– No hay que tener miedo del encuentro. Nosotros somos los padres y ellos los desconocidos. De hecho es un viaje quita-miedos.
– Dejar – si el niño tiene la madurez para ello- que les haga preguntas y así conocer las respuestas de primera mano.
– Intentar que lleven un diario de viaje. Esto no es fácil porque el día está lleno de cosas y no siempre tienen ganas de escribir. Pero animarles a hacerlo, para que cuando pase el tiempo puedan leerlo y así recordar lo olvidado.
Es mejor no centrar el viaje solo en los bios. Hacer turismo, ver y visitar sitios y bonitos, y proyectos interesantes si así se desea; quedar con amigos allí si se tienen o se conocen y que los niños puedan vivir el día a día real fuera de un hotel (que no quiere decir mísero ni penoso, porque en África también hay gente muy educada a todos los niveles y con una vida normalizada).
Cada niño es un mundo y cada familia también. No hay dogmas en la adopción, como no los hay en nada.