Antigitanismo
Hace muchos años descubrí que la prueba de fuego para separar el grano de la paja es sacar al debate el tema de los gitanos.
Incluso en los grupos más progres, incluso entre personas que se consideran antirracistas, siempre surge quien
no es racista pero
los gitanos tienen comportamientos que, abusan de, se aprovechan de
no se integran
tienen una cultura hermética y no respetan las leyes ni la convivencia
hay gitanos buenos pero también gitanos malos
la culpa del rechazo a los gitanos es de un “grupo bastante extenso que explota ese prejuicio para beneficiarse” (¿no os recuerda peligrosamente al discurso de Vox sobre las mujeres?).
La gitanofobia es el racismo más extendido, más impune y más aceptado.
Identificamos con “lo gitano” los comportamientos que cuadran con el prejuicio racista y el estereotipo; nadie piensa en lo gitano cuando se habla de Chaplin o de Cristiano Ronaldo (por cierto, para los que dicen que “no es racismo, es clasismo”… si no odiáramos a los gitanos ricos, todos sabríamos, porque no tendría sentido ocultarlo, que Cristiano Ronaldo es gitano).
Y por supuesto, tomamos la parte por el todo: si tenemos un conflicto con una persona blanca/paya, no odiamos a todos los blancos/payos ni nadie nos valida que lo hagamos. Con los gitanos, en cambio, (casi) nadie lo discute.
Y a esto se le llama racismo. Podemos maquillarlo como queramos, pero es racismo.
Deconstruir el racismo es dificílisimo. Si alguien nos lo señala, saltamos inmediatamente: nos sentimos atacados en nuestro yo más íntimo, porque nosotros NO SOMOS RACISTAS. Son nuestras experiencias, como si las experiencias no se enmarcaran en un entorno de prejuicios racistas contra los gitanos, incluso si en tu casa no son racistas o creen no serlo. Estos prejuicios están en todo, en la mirada, en el tono de voz con el que les habla el profesorado a unxs y otrxs, en las frases hechas, en los personajes de las series de televisión, en las canciones populares, en los chistes. En todo. El racismo no es algo de ahí fuera, de los de VOX, de los skin heads con bates de béisbol: es un sistema de privilegios y opresiones que lo impregna todo.
Cuando alguien nos señala el racismo en nuestro ojo, siempre buscamos viga en ojo ajeno. La primera reacción es dar un puñetazo sobre la mesa. Nadie queremos ser racistas, ni ser vistos como racistas.
Pero no podemos quedarnos ahí.
Que importante, y que difícil, revisar y deconstruir todo esto.