familia monoparental, diversidad familiar y adopción

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El foco

En otoño del 2017 yo vivía en Vallecas y en los días que siguieron al 1-O me sorprendió mucho ver cómo gente amiga, inteligentes, críticos, con pensamiento propio… se ponían de perfil ante lo que estaba pasando en Catalunya. Les resultaba lejano, ajeno, incluso antipático. Hablamos mucho en aquellas semanas (meses) y una de las cosas que les decía es que ponían el foco en el lado equivocado. El tema no era si les gustaba el movimiento independentista, el referéndum, o los políticos que lo habían promovido; donde había que mirar era al otro lado, a un gobierno que lanzó a las fuerzas del orden contra gente pacífica y desarmada que pretendía votar un referéndum (no autorizado), que cargaron contra personas sentadas en el suelo y abrieron la cabeza a abuelas; a una judicatura que metía en la cárcel a gente por manifestarse.

A mí me parecía evidente que todo esto era un aviso para navegantes, y que, como en el poema de Niemöller irían a por todas las disidencias, una por una, con los mismos modos.

Ahora con esto de Pedro Sánchez me vuelve a pasar lo mismo: creo que mucha gente equivoca el foco: Da igual que seas del PSOE, que votaras o no al gobierno de coalición, que votaras siquiera; que te caiga bien Pedro Sánchez o lo consideres un narcisista. La mirada hay que ponerla al otro lado, a una derecha que tiene medios de comunicación que intoxican con bulos, jueces que aceptan a trámite demandas dudosas y políticos que lo jalean todo. Y alguien que paga toda esta fiesta. La mirada la tenemos que poner en el fango y el ruido de una derecha que nunca ha sido capaz de aceptar que gobiernen otros que no sean los suyos

2023

ha sido el año de juntar las piezas para reconstruirlo todo. No estaba segura de poder hacerlo, así que ni tan mal. He recuperado la comunicación con mis hijos a unos niveles que no habría podido imaginar; también he visto cómo ellos construían una relación que no habían tenido nunca antes, basada en gustos compartidos y una historia común. He estrechado lazos con familia y amigas. Ha sido un año de tardes de cine y cenas (casi siempre en el bar de abajo de donde solía vivir, qué cosas). Ha sido un año de contar el dinero al último céntimo, de vivir frugalmente. De dejar de regalar horas de trabajo y de lucha colectiva. De regularizar una situación laboral que me da, por fin, cierta estabilidad para el futuro. De dejar de cuidar criaturas y empezar a cuidar gente mayor. Un año donde ha habido más bienvenidas y reencuentros que adioses. Donde ha habido más libros y menos ratos pegada al móvil. Sin viajes pero con caminatas para redescubrir mi ciudad. Vuelvo a estar en casa. Aún siento que el piso en el que vivo es un refugio provisional. Aún me arrepiento de muchas de las decisiones tomadas, de las renuncias. Aún tengo que encontrar fuerzas para perdonarme a mi misma.

Ha merecido la pena.

Diario del año del Apocalipsis, entrega 8

Hace poco más de un año empecé a escribir sobre el colapso. Arranqué, cómo no, con Madaddam (la buena noticia: ya han editado en español la tercera parte de la trilogía, en un pack con los tres libros) y fui hablando en los días posteriores de la crisis de suministros, el Gran Apagón, la Caída del Imperio Romano, la necesidad de reinventarnos, la necesidad de distopías, Years and Years, otra vez la necesidad de reinventarnos…

Luego llegó mi separación y la necesidad de transitar mi propio colapso y reinvención me hizo olvidar ese proyecto, para el que tenía pensado hablar de series como El Colapso, The Walking Dead, Station Eleven, de la película Don’t look up… O de los libros de mi adolescencia, del Mecanoscrit del segon origen y El día de los trífidos. Quizás lo haga, no lo sé, en los próximos días.

Hoy quiero compartir un texto que ha escrito P., profesora, visionaria, sabia, y que me ha recordado todo eso que pensé en escribir y dejé a medias:

Desde que empecé hace 20 años en institutos, pregunto al alumnado cómo les gustaría que fuese su vida de adultos. Ahora me explican cómo sería su cumpleaños ideal en 2050.

Cuando empecé a trabajar parte del alumnado, especialmente los varones, tenían sueños de grandeza, desde ser como Jesús Gil, o el futbolista de moda, actrices famosas, cantantes de éxito mundial, presidente del gobierno, director de una gran empresa, siempre alguno militar, policía o guardia civil… Nunca ninguno decía profesor, como mucho alguna alumna decía maestra y principalmente de infantil, de secundaria, nadie.

Esto ha ido cambiando. Ahora me cuentan su futuro ideal donde trabajan de profesores (incluso de secundaria y ambos géneros), abogades, de policía, militar o guardia civil (ahora también chicas), de enfermera (siguen siendo solo ellas), doctores, peluquería (ellas). Y en zonas rurales, antes y ahora siempre hay alguno que no quiere estudiar más y quiere irse a trabajar al campo.

Y por un lado veo que ahora son más sensatos y no me molaba el rollo de ostentoso de los fanes de Jesús Gil y otros elementos; pero me deja un poso de tristeza este cambio de expectativas porque creo que en gran parte se basan en la sensación de que no tienen futuro, que los adultos hemos aceptado seguir igual hasta el gran colapso y que no hay margen para fantasear

Año nuevo (Gloria Fuertes)

A primeros de enero de un año cualquiera,

con amores y nombres seleccionados,

con los huesos maduros a mitad de mi vida

me PROMETO solemne no sufrir demasiado.

Si me pegan, que peguen,

si me aciertan, me han dado,

y si pierdo en la Rifa,

será porque he jugado.

Me fastidian las penas,

me da alergia el enfado,

con el ceño fruncido

parezco un feto raro.

Año nuevo vida nueva

(¡Qué tópico más sano!)

Nueva luz ilumina

mi ascensor apagado

de subir a deshora

de estar comunicando,

de hacer la angustia en verso

de hacer el tonto en vano,

de sembrar mis insomnios

de tachuelas y clavos.

A mitad de mi vida

de par en par sonrisa y puerta abro,

—que no quiero acabar por los pasillos

con el corazón apolillado—.

PROMETO no volver

a ahogaros en mi llanto,

no volver a sufrir,

sin un motivo muy

justificado.

12 años no son nada

Primero fue ventana al mundo; y altavoz. Después, refugio, punto de encuentro. Más tarde, crónica de los tiempos cambiantes e inciertos. Ahora es almacén, memoria, y espacio de resistencia. 

Hace 12 años que empecé a escribir este blog. Nosotras, las de entonces, ya no somos las mismas. Pero seguimos. Que no es poco. 

Post fiestas

Ya hemos guardado las escasas decoraciones de Navidad que sacamos este año: el tió, que no hicimos cagar porque ya son mayores, y dos mini arbolitos de Navidad de ganchillo que L. nos regaló hace años. No llegamos a comprar turrones ni hemos hecho grandes comilonas este año; así que tampoco tenemos sobras. Tiramos los papeles de regalo y las cajas vacías y ya hemos empezado a estrenar los regalos.

Ómicron y el lapidario predicción de la OMS sobre la fiesta de Navidad: “Es  mejor cancelar que celebrar y estar de luto después” - La Tercera

Cuando en septiembre dejé de escribir el diario del año de la pandemia, tenía la sensación de haber entrado en una nueva rutina, una nueva normalidad, en la que cada día se parecía al anterior. Había esperado un final triunfal, una especie de firma de armisticio con celebraciones en las calles, como se ve en las películas, donde siempre llega una solución mágica, una vacuna infalible, que pone punto y final a la tragedia. En vez de esto, la cosa parecía irse diluyendo muy lentamente.

Hasta que llegó Ómicron y la gente empezó a contagiarse a lo bestia, algunos de forma casi imperceptible, pero otras personas como nosotras al principio, con síntomas cambiantes y desasosegantes, con mejorías y empeoramientos y la sensación de que la cosa es distinta a las enfermedades habituales. Y volvieron las restricciones, la decisión de ver a poca gente y siempre al aire libre y con mascarilla, las peticiones del certificado de vacunación en los escasos bares en los que entramos, la monitorización de cada pequeño síntoma, la tercera dosis de la vacuna, los rumores sobre las reaperturas de las escuelas y el miedo a la incertidumbre y la sensación de nunca acabar.

La mitad de los europeos se contagiará en los próximos dos meses, dice la OMS. Históricamente, los virus han evolucionado a más contagiosos y menos mortales. ¿Es Ómicron el principio del fin?

Felices fiestas

Ahora que ya los niños son mayores, y saben la verdad que durante años les ocultamos, y tienen tan poco interés como yo en montar belenes o poner luces en el árbol, que su cena ideal de Nochebuena es una pizza (barbacoa, puaf) delante de una peli de acción, ya puedo volver a decirlo:

Nunca me ha gustado la Navidad.

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Hasta siempre Almudena

Muere la escritora española Almudena Grandes a los 61 años - BBC News Mundo

Como el cuerpo de un hombre derrotado en la nieve,

con ese mismo invierno que hiela las canciones

cuando la tarde cae en la radio de un coche,

como los telegramas, como la voz herida

que cruza los teléfonos nocturnos

igual que un faro cruza

por la melancolía de las barcas en tierra,

como las dudas y las certidumbres,

como mi silueta en la ventana,

así duele una noche,

con ese mismo invierno de cuando tú me faltas,

con esa misma nieve que me ha dejado en blanco,

pues todo se me olvida

si tengo que aprender a recordarte.

Luis García Montero

Hasta siempre Almudena

50

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Los libros que leíste. El miedo

de las noches, las banquetas

de encina, tu pasar

encorvado que escondías

de todos los muchachos. Las dos oposiciones, 

los niños, cuatro partos, mil anginas y cincuenta

kilogramos servidos de embarazo. 

Las bolsas de la compra. 

Las prisas y tus sueños. Tu almohada

de espinas. Tu aprender 

de la muerte. Quirófanos, estrellas, 

las horas de cocina y el limpiar

el pescado, cada tarde, los sábados. 

Exámenes. Mudanzas. El tacón

del domingo, los renglones 

torcidos que escribías 

trasnochando, y las veces 

que alzaste desde el suelo, sostenidas en vilo,

dos arrobas de llanto. 

Todo esto esá inscrito, aunque nadie lo vea, 

en ese claroscuro que revisa tu médico.

Ya se sabe, los años… 

Sí señor, mi esqueleto

ha vivido conmigo cada instante

y hoy me pasa factura. Pues los huesos, 

mejor que en un diario, 

registran nuestra historia como nadie. 

JUANA CASTRO

Diario del año del Apocalipsis, entrega 7

Years and Years (Miniserie de TV) (2019) - Filmaffinity

Distopías:

No solo Madaddam nos habla de este presente cargado de incertidumbres.

Cuando empezó en Gran Bretaña el desabastecimiento y el caos, con los lineales de los supermercados arrasados y las colas en las gasolineras, fue inevitable acordarnos de “Years and years”, la serie producida por la BBC y que se sitúa en el futuro inmediato (desde ahora y hasta 2034).

El auge de la extrema derecha, la expulsión de los extranjeros después del Brexit, la destrucción de la clase media, la desigualdad creciente, el regreso de la Guerra a Europa, la enésima crisis, la pérdida de derechos, el cambio climático, ¡¡la independencia de Catalunya, la huida de la familia real española y el regreso de la peseta!!, el caos, el miedo. Y cómo todos estos problemas que hasta ahora había sido el ruido de fondo de las noticias de las 9 entran en la vida de una familia corriente que nunca pensó que las cosas cambiarían demasiado y la trastocan de arriba abajo.