familia monoparental, diversidad familiar y adopción

Sin tele

Yo me crié en una casa en la que no había tele.

Mis padres, claros exponentes de los 60, consideraban que era poco menos que un invento del diablo, y se negaban a que entrara en casa. Incluso devolvieron, ofendidos, una que les regalaron mis abuelos, como si fuera un intento de corromperles.

Yo nunca llevé mal la ausencia de tele. La veía, a veces, en casa de amigos o de la familia, pero no me entusiasmaba, ni la echaba de menos. Me sigue pasando: raramente se me ocurre bucear en la tele si en alguna ocasión no sé qué hacer.

Mi hermana, en cambio, vivía fatal esa carencia que consideraba que la hacía distinta y la ponía en desventaja respecto a los niños de su entorno.

Pidió durante años que entrara una tele en casa, y de hecho la consiguió: la primera que tuvimos, en blanco y negro y diminuta, de segunda mano (heredada, creo, de los abuelos) entró porque mi hermana sufrió una larga enfermedad que la tuvo durante meses en cama.

Sin embargo, la tele nunca ocupó un lugar central en la casa en la que vivía con mis padres. Sigue sin ocuparlo en la casa donde mi padre vive ahora, y mi madre sigue sin tener televisión.

En cambio, en mi casa siempre ha habido tele. A menudo vieja, casi siempre sin mando (perdido o estropeado), no se enciende durante días, pero allí está… como un objeto neutro cuya bondad moral depende del uso que se le dé.

Cuando B. llegó a casa, tardamos mucho tiempo en encender la tele. Como en tantas otras cosas, yo pensé que cuánto más tiempo la pospusiera, mejor. Que tendría años para empaparse en dibujos animados y programas infantiles, y que todo el tiempo que pudiéramos dedicar a otras cosas, mejor. Creo que fue una canguro quien le encendió el televisor por primera vez (echaban Los Simpson), y durante mucho tiempo cuidé de que viera únicamente cosas pensadas para niños, a poder ser, dibujos animados clásicos o documentales de animales…

Con A., como suele suceder con el segundo hijo, fui menos cuidadosa: llegó a una casa donde se veía tele algunos ratos, donde su hermano se adueñaba del mando a la que nos despistábamos, donde no siempre había control sobre lo que veíamos…

Y me relajé.

Y poco a poco, fueron viendo más tele.

Por la mañana, durante el desayuno, mientras yo me duchaba y preparaba las cosas; por la tarde, al llegar del colegio, durante la merienda; después de la ducha, antes de la cena, para que yo pudiera cocinar sin interferencias; las mañanas de los fines de semana, para que no me arrancaran de la cama; y por las tardes…

Un día me di cuenta de que estábamos viendo mucha más tele de la que me parecía razonable.

Y me planté: les dije que no podía ser, que íbamos a limitar la televisión. Que no la veríamos por la mañana los días de diario, porque muchas veces nos encontrábamos que era la hora de salir y, a pesar de llevar en pie una hora, faltaban gafas, zapatos, lavar caras o peinar, o teníamos el desayuno a medias. Ni por la tarde, porque no podían ser tantas horas de dibujos en vena. Decidimos de común acuerdo limitar la tele a un ratito breve (un episodio, a lo sumo dos), antes de acostarnos los días de diario y algo más de manga ancha los fines de semana.

Me esperaba un drama. No sólo no hubo protestas, sino que tampoco ha habido peleas. Día tras día, B. y A., con mi complicidad o sin ella, han hecho puzles, dibujos, construcciones de lego, han jugado al parchís o al uno, han preparado croquetas, han jugado con sus juguetes en el sofá y en la ducha, han leído… ¡¡la de horas que tienen ahora los días!!

Ayer, B. se acercó a mí. Yo tenía delante el móvil, no sé qué estaba mirando en él. Y me dijo:

Nosotros ya no miramos la tele… ¡¡deja tú de mirar el móvil!!

Comentarios en: "Sin tele" (33)

  1. Mi hija sin la tele le da un algo. Vive con la tele . No se en que momento sucedió, imagino que poco a poco. Y no se como librarme de ella. Porque apagarla es un drama. Y si lo consigo es un tenerla detrás mio con su ¿jugamos? ¿y ahora qué hacemos? Y un rato si, pero todo el día jugando, inventandome historias, divertimentos… Mi hijano sabe jugar sola y no he conseguido enseñarle.

    • Yo me encontré en una situación parecida el año pasado, con un agravante: los dos se peleaban si no tenían algo externo (yo o la tele) que les distrajera. Este año, en cambio, lo estamos logrando sin muchos dramas… Juegan de forma distinta y necesitan, por tanto, juegos y espacios distintos: a B. le gusta armar cosas y puede jugar con el lego, dibujar… mientras que A. prefiere jugar con sus coches, sus animales o sus muñecos.

      Eso sí, las tardes «sin tele» exigen bastante más dedicación por mi parte. Hay ratos en los que pueden funcionar solos, pero desde luego, no puedo echarme a leer…

  2. Ay madre tal cuál…A mi me ha pasado lo mismo…pasé de tener una hija que ignoraba la tele a tener otra que no sabía vivir sin ella. Como tu terminabamos, por culpa de la tele, atrapadas en una dinámica de apuros y carencias que ya no he sido capaz de soportar más. Con el inicio del curso acordamos que todo sería distinto. No habría tv durante la semana. Sólo media hora durante la cena si se habían cumplido el resto de obligaciones y recomendaciones (deberes hechos, habitación recogida, lectura recomendada,..). Los fines de semana nos flexibilizamos en la norma. Estoy sorprendida de cómo ha mejorado nuestra calidad de vida (tenemos tiempo y vivimos muchas más horas de armonía)…Ha redescubierto el juego (a ratitos conmigo, a menudo sola (con sus amigos imaginarios ;-)…) Me atrevo a afirmar que no la extraña. Yo ya no veo nada en la tele así que la factura de luz también será más económica!!!. Sólo le veo ventajas…

    • Yo a veces tengo la sensación de que la tele le sirve a B., mi hijo mayor, para «apagar» su cerebro. Está todo el día, permanentemente, dándole vueltas a las cosas… y lo único que es lo bastante estimulante como para desconectarle es la tele (o la wii cuando estamos en casa de N.). Así que le viene muy bien verla justo antes de irse a dormir, al contrario de lo que recomiendan los psicólogos… y además, así sirve de moneda de cambio (sólo hay tele si todo lo demás está hecho: mesa recogida, dientes limpios, etc).

      Por otra parte, hemos recuperado los desayunos en familia, y son un plus de tiempo de calidad con los que yo no contaba…

  3. Nosotros no tenemos tele, y la verdad que no se porqué. Pero si tenemos ordenador, y como hacemos todo por aquí (skype, mail, etc) cuesta un poco más desconectar a la cría de esto. Ahora mismo, cuando debería estar durmiendo, está mirando la pantera rosa. Haciendo clicks la descubrió y está obsesionada con ella. Pienso que no todo tiempo pasado fue mejor, acabo de ver a la pantera rosa con un revolver en la mano jajaja

    • Claro… no tener tele pero ver tele en el ordenador no avanza mucho (excepto en cuánto a que se puede elegir, claro…) Yo conozco gente que te dice lo de «mis hijos no ven la tele», pero luego ves que se pasan horas pegados a otras pantallas… y no sé si con el cambio ganamos mucho, la verdad.

      Yo en casa uso poco el ordenador (sí miro mail, facebook, diarios… en el móvil, como bien señalan mis hijos), y ellos menos: es una herramienta de trabajo. Y como hice con la tele, lo pospondré lo que pueda (que será poco ya).

  4. Yo voy copiando aquello que me gusta de personas más experimentadas. Descubrí el «por las mañanas no miramos la tele» y nos va muy bien. Antes de ir a la escuela no la veía, pero si un sabado o domingo por la mañana nos quedábamos en casa era un continuo, y si cedía para un rato ya estrábamos en la espiral. Ahora con el «por las mañanas no se miramos la tele» puede centrarse en juegos. Además por la mañana no parece necesitar tanta atención como por la tarde (con lo cual yo puedo dedicarme a otras cosas). Y como por la tarde ya tenemos más constumbre de plaza…

    • Sí, es curioso lo difícil que es que entiendan que se puede hacer una excepción (y es sólo una vez). Romper una norma es fácil, regresar a la norma, cuesta un mundo…

      Ellos sí distinguen entre días de cole («por la mañana no se mira la tele… ni por la tarde») y días de fiesta, en los que somos mucho más flexibles en todos los horarios, aunque como pasamos muchas horas fuera de casa, tampoco suele ser un exceso (y si lo es, no es difícil de reconducir).

  5. Mi hija no veía la tele durante la semana, nunca, y no había problemas. Y el fin de semana la veía poco, excepto por la mañana, cuando ella me preguntaba si podía ver Clan mientras yo seguía durmiendo. Sinceramente, yo a esas horas le hubiera dado permiso no ya para ver Clan, sino para ver una peli porno gore… Luego, con el cambio de hora, hubo un par de días en que se levantaba a mi misma hora, media hora antes de que fuera la «suya», y la dejé ver tele en ese rato. Y de repente me di cuenta de que se estaba despertando antes ¡sólo para ver la tele! Así que durante un par de semanas, curiosamente, le cayeron varios castigos que fueron (por casualidad, claro), no ver la tele, y ahora sabe que despertarse antes no trae la tele como recompensa, pero… es una lucha constante.
    Me sorprende el poder de atracción de la tele: hace unos meses, estuve pachucha y durante todo el domingo no pude más que vegetar en el sofá mientras le concedía barra libre de tele. Le pedí perdón a mi hija por haberle dado un fin de semana de lo más aburrido y me dijo, «¡qué va, mamá, ha sido estupendo, he visto muchiiiiisima tele!». Arggggggg ….

    • ¡Qué lista!, los míos no se atreven a levantarse antes para ver tele… a según qué horas, la respuesta innegociable es «¡a dormir!, que es de noche» (si es verano «no es de día, es de madrugada»). Pero lo cierto es que entre que ellos se levantan y nos levantamos los mayores… a veces se han metido entre pecho y espalda hora y media de tele. En esto, he decidido ser indulgente conmigo misma…

      A mí también me sorprende el poder de atracción de la tele, más aún en el caso de C. (la hija de N.) que de los demás. Ella parece abducida, a veces es hasta preocupante (los pequeños se aburren al rato y se van a jugar, y hasta B. tiene otros intereses, pero con C… no hay niña mientras hay tele). Cuando estamos todos sí lo tenemos en cuenta y vigilamos que la manga ancha no se convierta en barra libre…

  6. Y estoy contigo, Madre de Marte: ¿qué diferencia hay entre una tele y acceso libre a la red o incluso las videoconsolas? Desde luego, mi hija prefiere mil veces más poder tener acceso a sus vídeos favoritos de Youtube, sea en el móvil, en el tablet o en el ordenador, que a los canales tradicionales! Ya puestos a enajenarse, se enajena mucho más con lo primero.

    • Sí, hay diferencias (en cuánto a qué puedes acceder, para lo bueno y lo malo), pero no en la enajenación… Y lo cierto es que lo de «te dejo el móvil» (o la tablet) se ha convertido en un recurso fácil en muchas casas para que los niños no molesten… y esto está bien en la justa medida, pero creo que a veces tenemos que ser más creativos, asumir que molestan, y que para que no molesten, tenemos que interactuar con ellos de forma más activa…

  7. A mi me gusta la tele, bueno, las pelis y los dibujos en la tele, pero cada vez es mas dificil encontrar algo bueno en tanto canal, pero en cuanto tuve a mi hijo tocó controlarse. No es lo mismo estar tu sola por la mañana desayunando y viendo el telediario que cuando somos dos o ahora tres. Yo solo le dejo ver la tele en casa los fines de semana y por la semana en casa de la abuela o los tios mientras espera por mi(no voy a decir en casa de otros si tienen que encender la tele o no) y con la DS lo mismo, ese tiempo que tiene antes de que llegue yo me da igual que vea la tele o la DS, pero no hay mas. Por supuesto que pide más, pero al final se ponen a jugar y ya no se acuerdan. El fin de semana me pasa como a Steffi, se levanta antes porque puede ver la tele, estoy convencida.

    • El otro día discutía esto con una abuela del cole: me dijo que su hija y su yerno le dijeron que cuando se quedara a la niña (muy a menudo), no la dejara ver tele fuera de su horario, pero que a ella le iba bien dejarla desayunar con tele para poder recoger… que al principio disimulaba, pero que llegó un momento que decidió decirles que cuando está con ella, pone ella las normas, y en su casa, sí se puede ver tele en el desayuno.

      Yo creo que los niños tienen muy claro que en casas distintas pueden regir normas distintas… y creo, además, que si confías en alguien para que se ocupe de tus hijos, debes confiar en su criterio y sus decisiones.

  8. Bueno, nosotros no vemos casi la tele, pero cuando la cuidan las abuelas, la tele está encendida SIEMPRE. Sin embargo, es capaz de discernir lo que se puede o no hacer en cada casa.
    En la nuestra sólo ve la tele en el desayuno. Ya está. No la pide en ningún otro momento, a pesar de estar en otras casas con el ruido de fondo de la tele.
    Lo único bueno que le he encontrado son los cantajuegos. Le encanta imitar los gestos y nos ha venido muy bien todas las veces que ha estado enferma. Hemos podido hacer que se olvidara de su malestar cantando y hemos podido pasar ratos malos de una manera amena.
    Como anécdota diré que en mi casa sí que ha habido tele, pero que tardamos dos años en que entrara un ordenador porque mi madre escuchó que algunos tenían virus y se negó a comprar uno para que no nos pusiéramos enfermas, jeje

    • A ver: la tele es una herramienta a la que se le pueden dar muchos usos. Se pueden ver cosas interesantes, instructivas, que aporten… mis hijos por ejemplo son muy aficionados a los documentales de animales, y esta es una afición que yo potencio.

      Para mí el problema de la tele es cuando se ve indiscriminadamente, demasiadas horas, sin control parental… Y sí, también como ruido de fondo. Es algo que nunca he podido soportar, y mis hijos saben que la tele se prende para verla, y luego se apaga. También saben que el mando se usa para ponerla y luego se deja en la mesa… lo del niño en el sofá con el mando en la mano no lo soporto (tampoco si es adulto). El otro día, en casa de unos amigos, su hijo se apoderó del mando y lo usaba como herramienta de poder… y tuve que morderme la lengua para no pegarle la bronca (no era mi hijo ni estaba en mi casa).

      Muy bueno lo de tu madre con el ordenador!!

  9. Yo especialmente odio la tele. Asi que en nuestra casa la tele también está muy limitada. El pequeñajo ve dos capítulos de dibujos animados antes de ir para cama, pero no de tele, sino de internet, escogidos previamente y sabiendo lo que tratan y como son.
    El fin de semana hay película en la tele y le encanta!

    • No sé qué edad tiene tu hijo, a los mismos ya no es tan fácil supervisarles lo que ven… sí hay cosas a las que les digo que no, pero tienen su criterio, información de los amigos del colegio, etc… ahora es más negociación que imposición.

  10. Es una pena que hoy en día los niños no tengan la libertad de juego que teníamos nosotros en nuestra infancia. Ni tan siquiera los dibujos hoy en día no hay dibujos decentes todo son peleas y gritos… Es una pena pero es la realidad tengo un bebe de 1 año y si puede ser poca tele vera.

    Niblognibloga

    • Es cierto que los dibujos para niños mayores son de peleas, algunos muy machistas… pero los dibujos que hacen ahora para más pequeños son, para mi gusto, excesivamente blandos y políticamente correctos, sin nada que se parezca a la vida real, todo es buen rollo y buenos sentimientos… Mis hijos son muy aficionados a los dibujos de Doraemon, al principio no me acababan de gustar, pero con el tiempo me he dado cuenta de que las relaciones de los niños (que son mezquinos y egoistas a veces y generosos otras, que se pelean y se reconcilian, que se ayudan y se hacen la puñeta) son bastante parecidos a las relaciones que tienen los niños del mundo real.

      • Creo que no son tan malos los dibujos de ahora, hay de todo. De pequeña acabé del correcaminos hasta el gorro. Doraemon como dices me gusta mucho y es real como la vida misma, Bob esponja nos encanta y hay uno el de la Princesa Chicle que tiene una imaginación de un surrealismo desbordante y de politicamente correctos nada de nada.

      • Sí, hay de todo… pensaba en concreto en cosas como Peppa Pig o Bob el manitas, de un «buenrollismo» que llega a espantar… De Bob Esponja reconozco que he terminado hasta el gorro 😉

  11. Me ha pasado bastante parecido, hace apenas dos meses he decidido que no hay tele para desayunar ni para cenar y por la semana practicamente no se enciende la tele, salvo alguna tarde un par de episiodios de dibujos, en la merienda si pasamos toda la tarde en casa. Estoy sorprendida lo bien que lo llevan y cuánto más juegan a otras cosas, incluso a veces se aburren, lo cual tampoco está mal, eso si, hay más discusiones y más trabajo con ellos por mi parte, pero yo estoy encantada y a ellos les viene fenomenal.

    A mi no me gusta la tele, sólo veo al wyoming cuando los acuesto y practicamente todos los días me duermo a eso de las 10:15 y me arrastro hacia la cama donde me da para leer dos páginas de mi libro, por cierto, recomendable «Y las montañas hablaron» .

    Eso si en casa de los abuelos, cuando los dejo (ocasiones contadas) chupan tele hasta aburrirse

  12. Ayer me dicía mi hija que que suerte tiene Pepita Pulgarcita porque se pasa el fin de semana enterito viendo la tele!! Le he propuesto que este fin de cuando todos vayamos de excursión a las cuevas ella se va a quedar en casa viendo la tele, se lo tuvo que pensar, pero ha decidido que viene, pero que tiene que ver más la tele. En esta casa la tele se ve por las mañanas si da tiempo, con los zapatos puestos y la mochila en la espalda, es decir, si estamos totalmente preparadas para salir en cuanto suene la alarma. Por las tardes se ve un ratito y solo si no hay parque porque llueve. A las noches después de cenar se ve un rato siempre que no haya habido líos durante la tarde, los deberes estén hechos y todo eso. los fines de semana se ve una peli después de comer y punto!!! Al parecer es poca tele!!

    • Si estuviera prendida todo el día… ¡¡también les parecería poca!!

      No, en serio… prefiero que se quejen de que ven poca tele, que como una niña que conocí a quien una vez oí quejarse a su madre: «Siempre me mandas a ver la tele»… esto sí que es triste.

  13. Las mías no la ven de lunes a viernes, y lo llevan muy bien ( aparentemente, porque el sábado por la mañana lo primero que hacen es ponerla).
    Cuando eran pequeñas no les dejaba ver Sinchan ( tanto enseñar el culo…) ahora lo ven de vez en cuando y a mi me hace gracia, lo reconozco. Mas sus padres que el, al menos no van de perfectos como los de Cayou, a ese si que no lo aguanto, ni a el ni a su familia pluscuamperfecta irreal como la vida misma…

    • Sí… es imposible identificarnos con ellos.

    • A mí me tranquiliza el hecho de que cuando el finde le dejo ver la tele con calma, al cabo de un rato acaba haciendo otras cosas… Estilismos, bailes, dibujos, collages, listas… Pero no se queda enganchada viéndola. Más lamentable, claro, es que sea yo quien quiera ver Los Pinguinos de Madagascar y ella no…
      Pero también es verdad que uno no puede escapar a la tele del todo: mi hija no había visto ni un segundo de Hannah Montana ni de Violetta muchiiiiiisimo antes de que me dijera, muy segura de sí misma, que le encantaban ambas series – ¡¡¡ y no las había visto jamás !!!

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