familia monoparental, diversidad familiar y adopción

Oreo

Cuando empecé el proceso de adopción (un montón de años atrás), tenía clarísimo que las personas que se negaban a adoptar a niños de otros grupos raciales, eran racistas. En algunos casos, conscientemente; en otros, de forma subconsciente, subliminal…

(¡Cuántas cosas tenía clarísimas entonces!… muchas más certezas, sin duda, que ahora).

Aunque todavía pienso que la mayoría de la gente que no quiere adoptar a niños de  otras etnias, lo hacen por racismo (a veces inconsciente), lo cierto es que tener en casa un hijo negro (y otro magrebí, más tarde), me ha hecho reflexionar (a posteriori) mucho sobre si todos estamos preparados para adoptar, ahijarnos, criar, hijos de otras razas.

Y creo que no, que no todo el mundo lo está: Yo misma no lo estaba, no sabía qué se les venía encima… muchas cosas no las he podido imaginar hasta que las he vivido en la piel de mis hijos (hasta que he sido capaz de sentirla como mía). Lógicamente, estudio, me preparo, reflexiono, busco herramientas… para afrontar los problemas que nos encontramos día a día, e intentar anticipar lo que nos encontraremos en el futuro… y los que se encontrarán ellos cuando vuelen solos.

Y no creo que esta preocupación, esta conciencia de no estar preparada, de no saber cómo afrontar o resolver ciertas cuestiones, sea egoísmo: a mí no me preocupa que sea difícil o doloroso para mí, me preocupa no ser capaz de preparar a mis hijos para el futuro que les espera, como negro/magrebí  en un mundo blanco y racista… habiendo sido criados en un entorno relativamente blanco.

Esto que los americanos llaman ser un niño «oreo»: negro por fuera, pero blanco por dentro.

Recuerdo haber leído un estudio, años atrás, que explicaba que los adoptados transraciales, como el resto de personas de otros colores, se encontraban, cuando eran adultos, que a menudo no se sentaban a su lado en el autobús aunque hubiera un sitio libre; pero ellos mismos, tenían más tendencia a sentarse al lado de personas blancas que de otras razas. Esta anécdota explicaría lo que es ser Oreo.

P.D.: En el caso de los asiáticos criados en familias blancas, les llaman Twinkies: es el nombre de un pastelito de bizcocho amarillo, con un relleno de color blanco, parecido al bucanero de nuestra infancia.

En este Newletter de AFIN – magnífico, como todos – una adoptada adulta, americana-coreana, explica su experiencia como Twinkie. No os lo perdáis, el testimonio merece mucho la pena.

Comentarios en: "Oreo" (15)

  1. Yo he vivido el mismo proceso que tú. Cuántas cosas tenía claras…y cuántas dudas tengo ahora! Y, como a tí, lo que más me preocupa es poder preparar a mis hijas para que vivan lo mejor posible en este mundo al que las he traído.
    Excelente la reflexión de Gina Bacon.

  2. Interesante reflexion. Yo llevo pensando en ello un rato, nosotros somos blancos y nuestros dos ninos son negros, pero vivimos en un pais africano. Sin embargo les estamos educando con nuestras constumbres (blancas, supongo). Me da miedo ir a vivir a un pais blanco y que les pase exactamente lo que describis, y por ello espero que podamos seguir viviendo en Africa mucho tiempo. En cualquier caso van a tener un lio mental antes o despues. Vamos, que esto no es facil en cualquier caso.

    • Sí, un lío lo es siempre. Seguro que hay algunas ventajas… es cuestión de intentar encontrarlas. De sacar lo mejor de cada aportación…

  3. Yo no soy racista y cuando empecé en el mundo de la adopción, no quería un niño «distinto». Tengo claro que no la hacía por mí, lo hacía por él, no quería que se notara la diferencia, porque imaginaba que para él sería todo mucho más fácil.
    La vida da muchas vueltas y al final he adoptado a una niña etíope, que va a pasar por todo eso que yo quería haberle ahorrado a mi hijo, pero a lo hecho pecho, se trata hora de darle herramientas y drepararla para que afronte lo que el futuro le depara y que seguro que tambien habrá muchas cosas buenas.
    ¡Hay que ver como cambian las percepciones y las certezas con el tiempo!!!

    • Yo recuerdo que cuando me planteé adoptar y empecé a mirar los países donde adoptar, necesite un proceso (unos días) para verme con una criatura negra… nunca me había planteado la posibilidad de tener un hijo que no se pareciera a mí (pensaba que tendría hijos gestados en mi vientre y paridos con dolor, que dice la Biblia). Sin embargo, no tengo ninguna duda de que minimicé las dificultades que suponía criar a una criatura de otra raza. No es que pensara que no iba a haberlas: sí lo pensaba pero lo veía de una manera muy simple. Pensaba infinitamente más en el racismo que en la identidad, por ejemplo…

      • Efectivamente madre de marte. A mi el problema de la identidad se me planteó ya una vez que mi hija estuvo aquí, porque cuando no tienes a tu hijo piensas en hipótesis, pero no se te plantean la mayoría de las cosas que ocurren cuando estás en ello.
        Lo que hemos aprendido y seguimos aprendiendo todos los días, y lo que nos queda por aprender…

      • Sí, desde luego, no podría ser más enriquecedor. La pregunta clave es si será igualmente enriquecedor para ellos…

        La buena noticia será si, después del mal trago (de ser distinto, de sufrir racismo, de no pertenecer… ni aquí, por lo racial, ni allí, por lo cultural e idiomático), lo que no te mata te hace más fuerte (y casi siempre, más interesante). Espero que esto les pase a nuestros hijos: que un día se den cuenta de que su identidad hecha a retazos es infinitamente más rica que si fuera monolítica, aunque esto les hubiera permitido pertenecer a un grupo en una edad en lo que lo necesitaban.

      • Que Alá, Buda o quién sea te oiga!

  4. Aquí en México no conozco a nadie que haya adoptado en otro país, aunque el racismo se da entre clases sociales, muchas parejas buscan que sus hijos no tengan rasgos indígenas.

    Ayer una señora en mi oficina me contaba que su hija, que tiene un hijo biológico, estaba pensando en adoptar, pero que ella no quería un niño mexicano, sino una «niña negrita que son tan simpáticas», esas fueron sus palabras. Le dije que adoptar no son enchiladas, expresión muy mexicana para implicar que no es fácil, que tenía que estar muy consciente primero, que un niño adoptado trae una mochila muy pesada a cuestas, que los padres adoptivos tenemos que estar muy bien preparados y no nada más «tener ganas de adoptar porque son simpáticos», y que si en verdad consideraba adoptar una niña negra que ya le daría yo muchas lecturas para que supiera a que se enfrentaba.

    Gracias por enseñarme tanto sobre este tema hasta hace poco tan desconocido para mí.

    Un abrazo,
    Alejandra

    • ¡Que peligro tiene esto de la «niña negrita tan simpática»! Estas niñas tan monas crecen y se convierten en mujeres negras que no lo tienen nada fácil en una sociedad racista (como todas), donde su color es minoritario, y menos aún si sus padres no saben a qué se enfrentan…

  5. Ayer me pasó una cosa con mi hija muy buena, e inmediatamente me vino a la mente este post.
    En breve se incorpora a su clase un niño que les han dicho que es chino, aunque hay otros que dicen que es japonés… Y andan preocupados por si les entiende, porque no saben si habla castellano.
    Bajaban del cole y mi hija lo iba hablando con otro niño de su clase, y mi hija le dice:
    – Pues la L. de tercero es china (adoptada como mi hija) y habla castellano!
    Yo intervine para hacerle ver que ella era congolesa y que también habla castellano, que no habla ni lingala, ni francés (aunque ella discrepa, porque sabe decir Oui…).
    Y me hizo gracia que ella vea raro que una niña china hable castellano, aunque sea adoptada como ella, pero vea normal que ella, negra y africana, hable castellano…

    • No deja de ser curioso, sí… un buen ejemplo de lo que es ser «oreo».

      Yo he detectado que mis hijos perciben a los chinos (y ahí probablemente engloban a todos los asiáticos sin distinción de origen… aunque B. empieza ya a ser consciente de que alguien que «parece chino» puede ser coreano, vietnamita, tailandés, filipino, kazajo, ruso…) como un «grupo aparte». A., por ejemplo, distingue entre chinos y catalanes… y en los catalanes engloba a niños de origen marroquí como él, pero también a niños negros como su hermano… Y no sé a qué se debe la distinción, porque los compañeros de origen chino de su clase hablan catalán igual que el resto…

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.