familia monoparental, diversidad familiar y adopción

La madre de Cenicienta

Dicen que cuando los hermanos Grimm escribieron la Cenicienta, en la primera versión, la que la maltrataba y la humillaba no era su madrastra, sino su madre.

Después decidieron cambiar este dato, porque la sociedad de la época no aceptaba la figura de una madre maltratadora. Era tabú.

La literatura infantil está llena de madrastras que abandonan, maltratan, humillan… algo aceptable siempre que no haya vínculo de sangre.

Porque sigue siendo tabú.

Y esto es una putada para niños que las han sufrido, porque están siempre en falta; porque si las madres no pueden ser malas, tienen que serlo, necesariamente, los hijos.

En este blog hemos debatido, en los comentarios de varias entradas, sobre este tema.

Para terminar descubriendo lo que yo ya intuía: a pesar de ser quizás el tabú más extendido en nuestra sociedad, las malas madres abundan más de lo que parece.

Cuando hablamos de las madres de nuestros hijos adoptados, solemos caer en uno de los dos extremos: o la vemos como una víctima, que no tuvo la opción de tomar ninguna decisión, a la que arrebataron su criatura, que sufre lo indecible por la separación… o la vemos como un monstruo capaz de abandonar a su hijo sin ningún remordimiento por ello.

Lo más probable es que haya, entre la madres biológicas de nuestros hijos, tanto madres que no ven otra salida que abandonar – o dar en adopción – a sus hijos, como otras que se ven forzadas a hacerlo, incluso madres a las que les roban los niños… y también madres que están encantadas de librarse de ellos, que intentan matarlos, que los abandonan de la peor manera. Sin ninguna necesidad.

Y también están las madres que no abandonan «físicamente» a sus hijos pero los abandonan, los negligen, emocionalmente.

Muchas más de las que queremos imaginar, por desgracia.

Yo tuve una madre de este tipo.

Una madre con la que tuve que cortar la relación porque un día me di cuenta (no fue un día, obviamente, fue un proceso larguísimo, y muy, muy doloroso), de que si no lo hacía, terminaría convirtiéndome en ella. Y esto, ni mis hijos ni yo nos lo podíamos permitir.

Todo el mundo me decía «cuando tuve hijos entendí a mi madre»; o peor aún: «cuando tengas hijos, entenderás a tu madre»… Y a mí me sucede exactamente lo contrario. Cuánto más he aprendido a querer a mis hijos, más me ha costado entenderla.

La parte buena es que haber sobrevivido a ello, me permite ponerme, en cierta manera, en el lugar de mis hijos. Saber lo que es crecer con una «herida primaria».

¿La mala? Que he tenido que aprender como ser una buena madre sin ningún espejo en el que mirarme.

¿Cómo se aprende a ser madre? Básicamente, fijándote en tu propia madre. Y aunque yo siempre tuve claro que no quería ser como ella, que quería ser todo lo opuesto a lo que ella era, me encontré, cuando llegó mi primer hijo, repitiendo esquemas.

Y fue un esfuerzo muy grande salir de ahí.

Para mí, la maternidad no fue algo intuitivo, como esperaba que fuera. No fue un terreno cómodo. Fue como irse a vivir a un país extranjero, con un lenguaje distinto, que has aprendido de mayor. Con el que puedes comunicarte, pero que no te resulta natural. Donde cada paso te cuesta un esfuerzo. Donde todo lo que haces tienes que reflexionarlo antes.

Por suerte, tuve otros modelos en mi vida. Imperfectos, también, pero con la ternura suficiente a la que agarrarme. Modelos que, creo, me están permitiendo ser una madre también imperfecta, pero alejada del monstruo.

Como dijo Concha, lectora de este blog, en uno de sus comentarios (siempre sabios), la maternidad me ha forzado «a realizar un viaje interior como nunca antes me hizo falta, a ser mejor o al menos a intentarlo con muchas ganas».

Comentarios en: "La madre de Cenicienta" (44)

  1. iol-iratxe dijo:

    yo creo que tu eres una gran madre. Como hija adoptada, mi valoración hacia ti y tus reflexiones son del 10! Claro que no eres perfecta, y me gusta que ni siquiera intentes serlo. Pero tu sensibilidad, tu forma de plantearte las cosas, hacen que YO me sienta muy orgullosa de verte ejercer de madre con tus peques. Me gusta tu forma de buscar siempre el equilibrio, lejos del dramatismo y cerca de lo práctico y del sentido común. Me encanta leerte!!
    Un fuerte abrazo!

  2. que extraño me resulta leer a alguien tan sincera y directa hablando de que existen malas madres , no es algo fácil de compartir ,ni de entender por quienes han tenido una madre «como dios manda».
    Que gran verdad ,a mi también me pasó ,que cuando fui madre ,fue cuando mas me costó entender su forma de actuar .
    Por lo que leo en tu blog ,estoy segura que has logrado ser una gran madre y que a tus hijos nunca les ocurrirá lo mismo.

    Unbesazo

  3. Sin palabras me quedo…

  4. Un post muy valiente. Parece que todas las madres tienen que ser maravillosas y no es frecuente que alguien hable con sinceridad de los defectos de la suya , más si son graves, más aún si te obligan a cortar la relación o te condicionan. Enhorabuena por tu valentía y gracias por compartirlo con nosotras

  5. Me ha emocionado sinceramente tu post de hoy. Tanto, que llevo horas queriendo decir tantas cosas, que se me hace difícil ordenarlas. Me sorprendo al leerte porque estás contando tambien mi historia, con ruptura de relación incluida despues de un proceso dolorosísimo.

    Esta es tambien la historia de mucha otra gente, algunos ni siquiera lo saben, no se atreven a buscar al niño que llevan dentro, e identificar sus carencias de amor. Sería vulnerar el «amarás a tus padres sobre todas las cosas», y eso se considera contra natura.
    De esta forma estan condenados a repetir la famosa pedagogía negra que sus padres ejercieron con ellos, y pasarán de victimas a verdugos de sus propios hijos.

    Tienes razón, amar a los hijos cuando uno mismo ha sido amado, nace espontaneo, lo difícil es aprender a recorrer el camino sin brújula, no tirar de lo vivido, reflexionar y cuestionarse las cosas continuamente, y mantener la rabia a raya.

    Contar con mi padre en mi infancia fué decisivo, pero mis hijos han sido despues los que me han resituado en el mundo, tomar conciencia de lo trascendente que es ser la madre de alguien, obliga imperiosamente a dar la talla. Ha sido especialmente mi hijo pequeño, mi niño adoptado, el que me ha obligado a cuestionarme todos mis aprendizajes previos, enfrentarme a mis miedos y dificultades, he tenido que aprender a quererle, cosa que no sucedió con mis hijos biológicos. Si en algo soy mejor persona, desde luego se lo debo a el.

    Gracias madredemarte, gracias de corazón, por hablar hoy de esto, porque es el tema tabú por excelencia, porque lo tuyo es resiliencia en estado puro, porque el día que uno se atreve a decir que tuvo una «mala madre», inicia el camino de su propia recuperación.

  6. Fantásticas las palabras de todas…qué más puedo decir…Estoy viendo en este blog estados de mi mísma, que conocía, pero en los que no había profundizado tanto, porque quizás enfrentarte, sóla, a fragmentos de tu vida de niña o adolescente, es…a veces…terrorífico…Siempre piensas…mi madre es así y ya está…
    No califico a mi madre como una madre mala, aunque sí hubo en ella matices de su caracter fuerte y duro, que no me dejaron expresar con libertad absoluta algunos de mis sentimientos…siempre hubo un recelo oscuro y profundo, nunca hubo una complicidad madre-hija transparente…y…ahora…con estos comentarios lo voy aceptando y lo estoy contando en voz alta…
    Yo no tuve una ruptura clara…pero sí…momento de alejamiento…lo necesitaba…Ha pasado el tiempo, yo no sé vosotras…pero yo he curado mis heridas, sola, eso sí, o con la imagen de mi magnífico padre que sigue siendo el campeón…y he perdonado los daños sentimentales que me causó mi madre (quizás sin ella saber bien su magnitud)…y desde hace un tiempo…nos respetamos, ella ha aprendido a respetarme…porque…no tiene otra…claro!! Ya no discuto…sólo le digo eso…que somos distintas y ambas válidas, con vidas diferentes y formas de verlas también…ni ella es mejor con sus ideas, ni yo más que ella por las mías…Hemos logrado un válido equilibrio…

  7. Mi madre tuvo una infancia infeliz, su madre, mi abuela era alcoholica (aunque en ese momento no se le ‘diagnosticó’) y la maltrataba, a ella y a mi tía.
    Mi madre decidió que no quería seguir el ejemplo de su madre con nosotras, mi hermana y yo, y no, no lo siguió, jamás nos maltrató, pero no ha sabido ejercer de madre.
    No recuerdo un beso sincero sin que fuese porque nos ibamos de colonias y tocaba dar un beso o porque nos vamos de viaje y toca dar beso…
    No recuerdo hablar con ella de cosas intimas, no recuerdo que me haya ayudado en momentos dificiles de mi vida como es la adolescencia… no recuerdo palabras bonitas de aliento cuando algo iba bien, pero si palabras de reproche cuando algo iba mal…
    Y todo esto, que no recuerdo, durante años me he dicho a mi misma que era eso, una falta de memoria por mi parte… hasta que como dice Concha, con mi maternidad (en concreto en mi caso fué durante la idoneidad) he hecho un viaje hacia dentro para conocerme.
    Hace justamente 15 dias que hablé de todo esto con mi hermana, me reprochaba mi falta de comunicación con mi madre, mi distancia con ella, que aunque no la he puesto fisicamente, si la hay emocionalmente… y me pude dar cuenta que mi hermana empezó a hacer ese viaje hacia dentro de si misma a pesar de no ser madre, despues de nuestra charla.
    Yo no me he sentido querida por mi madre, esto no significa qeu no me haya querido, pero yo no lo he sentido.
    Aún así, debo lanzar una lanza a su favor… con mi hijo no lo está haciendo tan mal como abuela, como lo hizo conmigo… le he visto besos y abrazos sin venir a cuento, por qué si… y esto me reconforta.
    Tal como dijo mi hermana, creo que mi sigueinte paso deberia ser el de hablar con ella de todo esto y de mis sentimientos… pero no, todavia no soy capaz.

    • Lo mismo que cuentas de tu madre podría decirlo yo de mi padre, incluido el antecedente de maltrato, Solo que él no tuvo la ocasión de ejercer de abuelo.

  8. Hola, encuentro interesante este post y me hace reflexionar sobre muchas cosas.
    Yo no puedo con justicia calificar a mi madre como «mala madre», Con una situación familiar dificil actuó casi siempre con justicia, pragmatismo y agnegación. Pero no era dada a las demostraciones de afecto. Con su lema de que el cariño hay que demostrarlo con hechos y no con palabras siempre eché en falta más ternura cuando yo era niña.
    Por otra parte, ella provenía de una familia autoritaria donde todo se hacía segun las ordenes del padre, «los mayores mandan y los (buenos) hijos obedecen sin rechistar ni cuestionar». Tratando de corregir este defecto, en mi casa mantuvo un clima de tolerancia donde se podía hablar de todo y discutirlo con argumentos lógicos. Es decir, trataba de corregir con nosotros las carencias de sus padres.
    Yo hago lo mismo: achucho, abrazo y beso a mis hijos y les digo lo mucho que los quiero cada vez que tengo ocasión, por todas las veces que no lo hicieron conmigo.
    Y me pregunto¿Qué errores o carencias mias, que yo a lo mejor no veo, trataran de corregir mis hijos cuando eduquen a los suyos?
    Todo sea para bien si a lo largo de las generaciones vamos mejorando el modelo de maternidad. Al menos yo lo intento, que no siempre es facil.
    Besos.

  9. Por cierto, además de que a mis hijos les gusta que los abraze, yo lo disfruto muchisimo, tanto que hay veces que siento lastima de mi madre por haberselo perdido. Como abuela es un poquito más cariñosa, pero tampoco demasiado, sencillamente no «le sale». Pero en fin, ese ya es otro tema…

  10. Violeta, de "las tres rosas" dijo:

    Una entrada conmovedora, profunda y sincera, pero sobre todo, de las que nos resultan impactantes por su valentía y el tremendo esfuerzo de romper los «tabues» más sagrados ¡Cuanto daño hacen los prejuicios y las convenciones que nos impiden ser, pensar, senti y exspresarnos como realmente somos!

    ¡Felicidades, mamá de Marte, que me ha dicho una ratoncita que hoy es tu cumple!

    Mi admiración y agradecimiento por tu generosidad al compartir tu experiencia!

    Un cálido abrazo,
    María, una mamá que también fue una hija con relaciones complicadas, en este caso, por parte de padre 😦

  11. Qué maravillosas experiencias estás contando…a pesar de sus espinas…Yo, de mí no he hablado, me paso de besos abrazos cariños caricias masajes cosquillas…y el largo etc que puedo ir aplicando con mis dos niños y que es inagotable en mi casa…Mi madre sí manifestó su afecto hacia nosotros y mucho más su extensa familia, abuelos y tíos y tías…es una familia muy pro-infancia y muy cariñosa y besucona…Mi padre, ha sido un padre 10 también en amor hacia sus hijos y ternura, quizás también por su padre (mi abuelo) que no por mi abuela, que aprendió a besar pocos años antes de morir y murió muy viejita…en ese sentido no nos ha faltado calidez en mi casa…el control maternal…eso ha sido otra cuestión…
    Cuántas experiencias y cuanta sinceridad hay aquí…Gracias a todas. Disfruto leyendo…

  12. No pretendo defender a las malas madres. Pero ?cuántas de las que fueron malas madres habían querido ser madres realmente?. El no deseo no justifica el maltrato ni el abandono, pero no me puedo comparar a una madre que nunca deseó serlo.
    Yo fuí madre muchos anyos antes de serlo. Aprendí a hablar con los ninyos. Hice de madre de mi hermana muchas veces. Estaba en mi. No sé, pero siempre fuí muy «madre».

    Cuando las que somos madres adoptivas, o madres con ayuda médica, tenemos un hijo, después de haberlos deseado tanto, haber luchado tanto por ello, tenerlo tan claro… es normal que nos esforcemos hasta la médula.

    Antes de nada está el respeto y amor a los ninyos. Si llega un ninyo por casualidad a mi casa, no me sale otra cosa que quererle y respetarle. Pero no es ese el caso de todas las mujeres. Quizás por eso yo luché tanto por ser madre y otras no lo hacen. En mi coincidieron «predisposición» y deseo inmenso. Cuando una mujer tiene un bebé sin tener idea, ni ganas, ni deseo… MAL, me parece mal que no le de la vuelta a su vida para priorizar la de su hijo. Mal me parece, pero no me parece justo compararla conmigo ni con las que tanto deseamos la maternidad.

    Tengo una companera de trabajo que, cuando ve a mis hijos se «asusta». Presentarle a un ninyo es como presentarle a un león. Socialmente es un desastre y no tiene hijos. ?sería capaz de ser una buena madre si tuviese uno? Imposible. Pero es absolutamente libre de elegir, no depende de nadie ni tiene ataduras «sociales». Vive sola, tiene su dinero y creo que lo último que haría con su vida es tener un hijo. Quizás muchas de las malas madres de las que hablamos no pudieron elegir no ser madres, ?no?

    Y en lo que a mi respecta, tuve una madre «rarita» pero maravillosa… tan maravillosa que la tendré siempre.

    Es que el otro día me decía una amiga profesora que se había dado cuenta de que los ninyos a los que daba clase que eran adoptados, estaban mejor educados y eran más sociables etc… recuerdo que le contesté » los que tenemos hijos adoptados nos lo hemos tenido que currar mucho más que el resto (antes y después)… cuidamos nuestro tesoro mucho más, porque somos mucho más conscientes de que, un ninyo, es un tesoro».

    Madre de Marte: olé tus webs! creo que la terapia bloguera funciona! 🙂 . Además, soy hiperconsciente de que eres una madraza, buena, buenísima madre.

    Saludos
    Eva

  13. Los tabúes, los «deberías», los «es impensable que», nuestros principios (los heredados y los adquiridos), el alrededor… hacen que la familia biológica sea INTOCABLE. Para mí la familia biológica es LA QUE TE TOCA. Hay veces en las que ni siquiera compartes nada con ellos. Eliges a tus amigos, pero no a tu familia.

    Si te soy sincera, conozco madres ejemplares pero en mi camino se han cruzado más madres adoptantes ejemplares que biológicas. ¿El motivo? Yo creo que la preparación y el deseo. La preparación para ser padres, la resiliencia… está más extendida entre los adoptantes. Hay de todo, como sabemos… pero esto es al menos lo que yo me he encontrado.

    Hace un par de años decidí no celebrar el día de la madre con mi madre. Nadie lo entendió y yo pedí que sencillamente lo respetaran; mi madre y yo sabíamos perfectamente por qué lo hacía. Cuando uno no siente que tiene una madre por un motivo u otro, tiene que tomar decisiones como la que tú tomaste. Cuando uno siente que una relación le hace más daño que le aporta cosas… hay que zanjarla.

    ¿Y sabes? Tú eres una de esas madres ejemplares a las que conozco.

    Besotes

  14. Es que hay tantas cosas que se manejan como verdades incuestionables que no lo son.
    El instinto maternal, por ejemplo, se da por hecho como que viniera de serie, y eso es algo que lleva a muchas mujeres a ser madres, sin tener ni capacidad ni deseo real de serlo. Aún a día de hoy ser mujer, haber alcanzado una determinada edad, y decidir no tener hijos, es excepcional.

    Hay determinadas profesiones que decimos son vocacionales, lo damos todos por supuesto, y estamos hablando de trabajo. Sin embargo no parece que la gente se pregunte ¿tengo yo verdadera vocación de ser madre?, ¿quiero jugar un papel determinante en el desarrollo integral de otro ser humano?, ¿deseo sacrificarme por otro sin hacerselo pagar de una u otra manera?, ¿asumo que esto es vitalício?, ¿cómo ando de salud emocional?, etc.,etc.,etc.

  15. Eva de, claro que podemos llegar a entender intelectualmente las razónes por las que una mujer se convierte en «mala madre», ella tambien es una victima, sin duda, pero eso no cura el dolor a las victimas que a mi más me preocupan, los hijos, todos los adoptados son victimas, y creo que reconocerles esa condición, más que tratar de justificar a los adultos que les hicieron llegar a este mundo, me parece absolutamente imprescindible para que identifiquen su dolor y a partir de ahí inicien un camino de resiliencia.

    Yo me pongo fatál cuando leo «doy las gracias a la madre de mi hijo por haberlo dejado en una cajita», ¿qué tal si le preguntamos al niño cómo le hace sentir su abandono?, para mi es intragable el discurso de «te abandonaron porque te querían», esto lo encuentro insano emocionalmente hablando. Creo que sin darnos cuenta, y con la mejor de las intenciones volvemos a tender una trampa emocional, la de no darles derecho a sentir y expresar sus auténticos sentimientos.

    • Estoy de acuerdo contigo en absolutamente todo.

      No me estaba refiriendo especialmente a los abandonos cuando hablaba de malas madres. Tampoco he intentado justificar a ninguna. Solamente intento no compararlas con madres que hemos hecho de todo para serlo…

      Pero no diculpo de nada a nadie. Tampoco las he puesto de víctimas, estoy segura de que muchas son malas madres y muy felices sin ser víctimas de nada.

      En fin, que mi mensaje no iba por la disculpa sino por el tema de las comparaciones. Es muy diferente tener un hijo a los 20 que a los 40, tenerlo «de rebote» que luchando por él anyos. Aún así, una «ninya» de 20 anyos embarazada de rebote, puede ser la mejor madre del mundo, pero lo tiene mucho muchísimo más difícil. No la justifico si es un asco de madre, pero no la puedo comparar conmigo que tengo muchas más facilidades (entre ellas las que da la experiencia) hoy que hace 20 anyos.

      Y el asunto de el abandono y el amor…en fin, no creo que nadie piense que el abandono sea un acto de amor per se, pero es muy duro decirle a un hijo «la verdad es que si tus padres te hubiesen querido, no te habrían abandonado». Es duro y posiblemente mentira. Comprendo que el hijo se sienta abandonado y no querido, pero LA VERDAD no sabemos cuál fue. Derecho tienen todo el del mundo a sentirse fatal porque las personas que más tenían que haberles querido y protegido, se deshicieron de ellos. Tienen derecho a ponerles palabras y lágrimas y compartirlas con nosotros. Pero no seré yo quien le diga a mi hija que no la querían, como tampoco la que le diga que la abandonaron por amor. Tampoco le digo por qué la abandonaron, ni cómo la abandonaron…sencilla y lamentablemente porque no lo sé con seguridad. Lo más justo para con todos es decir la verdad. No inventar.

      La verdad es que estoy escribiendo y pensando… no es tampoco muy lógico decir que una madre que abandona es una mala madre. Una mala madre, al menos para mi, es una que antepone sus deseos e ilusiones a las de sus hijos, o negligente, o maltratadora…
      Lo del abandono… es que para mi es otro asunto mucho más complicado, peliagudo y, sí, desde luego en principio hay que ser mucho más que una mala madre para abandonar a un hijo, hay que ser un monstruo desnaturalizado. Pero, o hay mucho desnaturalizado en el mundo, o los motivos del abandono van más allá.

      Repito que no justifico nada. Para mi cualquier ninyo del mundo merece más y tiene más valor que cualquier adulto. Esa me parece una normal de la naturaleza, pero resulta que la misma naturaleza la transgrede con frecuencia.

      Saludos
      Eva

  16. Yo tuve la mejor madre del mundo y un padre presente físicamente y muy trabajador pero completamente ausente emocionalmente. Con el tiempo entendí y perdone a mi padre en sus carencias afectivas , y fue mejor abuelo que padre.
    En mi caso creo que me hubiese afectado mucho mas el tener una madre rarita, mi madre era el centro de mi universo cuando era pequeña y no me imaginaba la vida sin ella. Aun a día de hoy y aunque hace 3 años que murió, me acuerdo de ella a diario.
    Es totalmente cierto que cuando tienes un buen modelo, la maternidad ( biológica y adoptiva ) te viene mucho mas fácil. Admiro mucho a aquellos y a aquellas que con infancias difíciles y sin ningún buen referente son buenos padres y buenas madres.
    Pero no creo que los padres y madres adoptivos sean mejores que los biológicos aunque muchos y muchas se lo crean y así lo digan, primero: es una muestra muy pequeña en relación al total y segundo: también los hay muy raritos.
    Y de todos modos son nuestros hijos los que valorarán si hemos sido buenos padres y madres o no, porque creo que muchos-as que se creen un desastre si preguntasen a sus hijos estos les dirían que son los mejores del mundo, y viceversa.
    Eso sí, no preguntarles en la adolescencia jeje.

  17. Latoya, me parece que hemos crecido en la misma casa. Eso que dices que la recuerdas a diario, es a lo que yo me refería cuando decía que la mía es tan buena madre que siempre estará conmigo. Mi padre no estuvo casi ni físicamente, pero entonces no se le echaba de menos, con la edad ha mejorado bastante en el asunto emocional.

    Tienes razón: yo conozco padres adoptivos horribles!
    Pero sí que creo que entre los adoptivos hay más experiencia, madurez, estabilidad, deseo de parternidad etc… vamos que «lo tenemos más fácil» que una mujer de 23 anyos sin recursos y con un embarazo sorpresa que trabaja de sol a sol. A esas mujeres en la adopción sencillamente no les dan el CI.

    Pero madres «no preparadas» hay buenísimas, y padres adoptivos horribles hay también. Recuerdo en mi «ronda» de CI que yo pensaba que no les daría el CI ni a la mitad!!!
    Pero no se puede negar que esos padres estaban luchando y reunían unos requisitos que los no adoptivos no siempre reúnen. Reunirlos no implica ser mejores padres en absoluto, pero sí tenerlo más fácil que otros.

    Eva

  18. Yo también conozco casos terribles de padres adoptivos…pero hay que admitir que…en la mayoría de los casos o en muchísimos casos…la espera, el esfuerzo, la lucha, por ser madre o padre, te da otro poso…otro plus…y lo normal es que seamos madres y padres con edades maduras que afrontan la maternidad con otra serenidad y preparación, y eso te hace ser madre con otra visión de las cosas de la vida…aunque, como bien decís, hay de todo.
    Siempre se habla en adopción de que «con amor todo se logra», no…yo digo que sin amor no hay nada, pero tienes que preparte en muchos aspectos que una maternidad bio no acarrea…en principio…
    Lo que yo he leído y sigo leyendo sobre crianza y psicología infantil…creo que pocas madres bio lo han leído dentro de mi familia…
    Yo tardé 10 años en tener a mi hija…y cuando la tuve en mis brazos, la abracé efectivamente como un enorme tesoro valiosísimo…y cuando abracé a mi niño, tan poca cosa, tan poca persona…creí morir de amor y de dolor por lo que le habían hecho…y, aunque tuve que aprender a abrazar otra vida y otras circunstancias que al inicio fueron muy duras, a él lo quise con otra consciencia maternal, como un diamante en bruto al que había que sacar todo el brillo, que ahora empieza a tener…
    No sé si seremos mejores madres, las madres adoptantes, pero sí que nos esforzamos más por serlo…porque nos ha costado mucha vida tener a nuestros tesoros en casa y los tratamos así, como auténticas joyas de un valor incalculable…
    Somos más consciencientes de la maternidad porque la hemos buscadon por todos los rincones del mundo…y cuando hemos dado con ella, la hemos abrazado con sinceridad y pasión…

  19. Romper la cadena.

    Malas madres, hijas, nietas… de malas madres o padres … (nacidos de quién sabe que historias, elecciones, educación, circustancias… trastornos mentales… )… que tienen hijas o hijos que pasaran el relevo…
    Hasta que en esa cadena alguien es capaz ver, de aceptar el inmenso dolor y de romper… para poder limpiar y salvarse y sobre todo salvar a sus hijos… romper la cadena…

    A veces no se tiene la fuerza necesaria, pero se abre un nuevo caminito estrecho y confuso quizás… aunque nuevo… para nuestros hijos… para que ellos si puedan poner fin a esa cadena de dolor, soledad… enfermedad… y desterrar a la madrastra.

    Pienso que es mucho más frecuente de lo que pensamos… lo vivo en mi familia… en amigas…

    Y nuestros hijos adoptados… con sus dobles familias… ¿qué camino o cadena elegirán?..

  20. Pues si logramos que se escuchen, perciban y expresen libremente que lo que les ha pasado en la vida, ha sido una putada gordísima. Si somos capaces de que pongan en marcha la función reflexiva, si conseguímos amarles como son y que ellos lo sientan así, no me pasa por la cabeza que repitan la jugada. Si no fuera así, yo personalmente me pondría el titulo de «mala madre».

  21. Tremendamente valiente tanto tu post como los comentarios. Gracias por compartirlos.
    Ana

  22. En primer lugar felicidades atrasadas, en segundo lugar me quito el sombrero ante una reflexión valiente e inteligente.
    Yo he tenido madre y padre increíbles, el problema ha radicado en que han sido y son un matrimonio infeliz. Aunque los dos siguen vivos, mi padre ha acumulado mucho rencor en todas direcciones y es como si lo hubiera perdido. Siempre que oigo lo de aguantar casado por los niños me chirría. Mis padres siguieron por circunstancias, y supongo que mi «agujero negro» es que estoy obsesionada por no aguantar, tal vez demasiado… Tengo un marido estupendo con el que no tengo que aguantar y que me aguanta.
    Supongo que es otro punto de la familia que creo que se va dando cada vez menos, afortunadamente.

  23. Gracias a todas (y todos) por los comentarios. Los he ido leyendo el fin de semana, pero por muy inteligente que sea el teléfono, no es cómodo como un ordenador… y además, necesitaba cierta distancia antes de contestar.

    Es un tema que sigue siendo doloroso para mí. Me lo pensé mucho antes de escribirlo… y antes de darle al «publicar». Por un lado, me parecía que me expone demasiado, que me deja desnuda… me sentía un pelín exhibicionista… por el otro, creo que es un tema del que es necesario hablar. Porque la única manera de que se rompa el tabú es precisamente esta, atrevernos a hablar.

    r. decía que se quedó sin palabras… es la reacción habitual. Como en casi todo lo que duele, desde la muerte a los hijos difíciles… es muy duro que cuando necesitas hablar las cosas, al otro lado te encuentres un muro de silencio.

    Cuando hablé por primera vez de este tema con gente muy cercana, la mayoría de respuestas que recibí fueron muy negativas. El silencio, incluso el rechazo. INcluso de gente que había sido testigo de mi historia, y que estaban de acuerdo en mis valoraciones de la misma… pero muchos no fueron capaces de aceptar mi decisión de romper con mi madre… aún hoy, gente próxima me suelta esas frases que antes se usaban con las mujeres maltratadas… «Es tu marido»… «en el fondo te quiere»… «si no te reconcilias no te lo perdonarás en tu vida»…

    Sin embargo, una amiga de la que esperaba menos comprensión, porque tiene exactamente la familia que yo habría querido si hubiera podido diseñarla (una familia piña, una red tejida de afecto y complicidades), me apoyó mucho y me dijo una frase que siempre he recordado (va por tí, Concha): si hay un mandamiento que dice que «Honrarás a tu padre y a tu madre, será que no nos sale de natural a todos hacerlo, ¿no?».

    Eva, hablas de las madres que no decidieron serlo… probablemente, todas las malas madres, o la gran mayoría, son víctimas a su vez… lo es la mía, sin duda. Conocer su historia me hace comprender cómo llegó dónde llegó. Pero esto no me hace menos víctima a mí.

    Varios habéis dicho que creéis que soy una buena madre… en fin, yo lucho todos los días para lograrlo… con éxito desigual, aunque en esto no soy distinta al resto. Lo cierto es que sólo mis hijos van a poder juzgarme como madre. Espero que sean indulgentes.

    Lo que pienso de vuestros comentarios da para muchísimo más… para un puñado de entradas (prometo hacer por lo menos una, que hable de si los padres adoptivos somos o no mejores padres que los biológicos)… incluso para un blog nuevo, en el que se hable de ser hija y no de ser madre… si es que en el fondo no son la misma cosa, al menos en mi casa. Y en mi caso.

    Gracias a todos.

  24. Nathalie19 dijo:

    Que ciertas son sus palabras… Mi madre vivio una historia tal vez parecida a la tuya y hace 10 años se a alejado de su madre (y nosotros sus hijos viendo que mi abuela el amor de madre lo tiene del tamaño de un microbio decidimos alejarnos tambien) las mala madres existen mas de lo que quisieramos, aveces siento que la mujer que dan en adopcion a sus hijos es mucho mas valiente que cuatro madres que conozco… ella es sincera con la vida no podia tener a ese niño por x o y motivo…. en cambio hay una que prefieren tener a sus hijos y hacerle la vida tan miserable que aveces la palabra madre le queda enorme….

  25. Una vez más, me impresionan tanto tu sinceridad como tu acierto con los temas que de verdad nos importan.

    Un beso.

  26. Para variar llego tarde, pero aun así quería re-poner en palabras un par de cosas que habéis dicho:

    Todos los niños son víctimas potenciales (de «malas madres» sobre todo, pero también de profesores abusadores, de familiares maltratadores, de padres emocionalmente ausentes, de niños mayores crueles…), y es posible que el tener estas experiencias perjudiciales les predisponga a ser en parte verdugos a su vez pasado el tiempo. A mi criterio son necesarias algunas circunstancias favorables (otros referentes sanos más o menos cercanos) y una buena inteligencia emocional o capacidad de resiliencia (además de un tiempo usualmente largo de introspección) para que puedan llegar a elegir y caminar por otras sendas más saludables.
    Es decir, no todos los adultos verdugos deben ser únicamente vistos como verdugos, porque haber sobrevivido hasta la madurez no garantiza que tengan capacidad de elección. Dentro llevan a la víctima que fueron, y puede que continuar en circunstancias adversas sin referentes sanos impida que sean capaces desarrollar la resiliencia suficiente para aceptarlo y crecer desde ahí a otro papel que no sea el de victimarios.
    Que la víctima entienda esto de su verdugo no le hace ser menos víctima, como apunta la Madre de Marte, pero sí creo que entender el mecanismo de la perpetuación del abuso es casi condición sine qua non para poder pararlo, tomando conciencia de que la elección es realmente posible, y haciendo el ingente esfuerzo de «inventarse» un papel nuevo partiendo de otros referentes más alejados (que en cualquier caso tienen que existir).

    Por otra parte no estoy de acuerdo con dos planteamientos generales que se han dado: el de que los padres adoptivos son mejores padres y el de que el plantear el «abandono» como un acto de amor es perjudicial para el niño abandonado, porque le niega el derecho de sentir tristeza.

    Del primero (padres adoptivos mejores que padres biológicos) podría coger los mismos argumentos que se han dado para destacar los puntos positivos y ponerlos en negativo: la mayor edad con la que se suele llegar a la adopción puede hacer que los padres sean menos activos; la mayor «carga informativa» puede hacer que sean menos flexibles; el esfuerzo que supone el proceso puede hacer que las expectativas sean mayores, etc… Quiero decir, que contraponer el valor de la «paternidad adoptiva» con el de la «paternidad biológica» me parece un poco tontería… ¿entonces los que somos ambas cosas valemos el doble, o una cosa invalida la otra y nos quedamos a cero?

    Por otra parte tampoco estoy de acuerdo con lo que dice Concha respecto a la poca validez del planteamiento del «abandono por amor». Hay un montón de casuística en este tema, y entiendo que en términos generales pretender que todos los niños abandonados lo son por su propio bien es perpetuar el tabú de que en ningún caso las madres biológicas pueden ser «malas madres»… pero también negar el hecho de que, en circunstancias adversas, la única o mejor salida para un hijo pueda ser su abandono, y no apreciar la dureza de esa decisión para una madre, me parece injustísimo tanto para con ella como para con su hijo. Y le veo mucho más perjuicio que beneficio a esa postura de cara a nuestros hijos, cuando los datos no son realmente seguros. Mantener abierta la posibilidad me parece mucho más saludable y veraz.
    Y siempre, buscar activamente la verdad sobre su abandono, será la mejor solución para permitir a nuestros hijos que coloquen sus sentimientos de la mejor manera posible.

  27. P.D. Sobra decir que tu entrada me ha encantado, Madre de Marte, y que te la agradezco un montón.
    Yo tengo una madre estupenda con un montón de defectos, que elegiría de nuevo sin dudar si volviera a nacer, y que es mi ejemplo claro con respecto a mis hijos. Cuando ellos crezcan me conformaría con que sintieran por mí la quinta parte de lo que yo siento por mi madre… eso ya sería mucho. (lo cual no quiere decir que no tenga con ella nuestros sanos e insanos desencuentros aún ahora, bastantes años después de una adolescencia terrible ;-)).
    Mi experiencia con las malas madres se da en masculino: las madres terribles que conozco, maltratadoras emocionales, son las de los hombres más cercanos de mi vida. Y me doy cuenta de que si bien los testimonios sobre «malas madres» que existen son pocos, todos los que me vienen la la cabeza (exceptuando alguna referencia literaria puntual, que retrata pero no se duele) son testimonios femeninos. Y las mujeres mayores que son malas madres de hijos adultos no son «malas madres», sino normalmente «malas suegras»…. Esas son mucho más numerosas.
    Debe ser que, al tratarse de cuestiones emocionales existen únicamente desde el punto de vista femenino, porque hay muchas más «malas suegras» de mujeres que de hombres…
    Es algo en lo que pensar…

    • Pero, Raquel, esto último (y no quiero dármelas de psicólogo, que conste: no tengo ni idea) tieneo otra explicación a tener también en cuenta, ¿no crees?: los celos.
      Hay más malas suegras de mujeres, como más malos suegros de hombres. Porque los padres tenemos celos de nuestros yernos, y vosotras, de vuestras nueras. Nosotros creemos que no se merecen a nuestras «princesas», y vosotras lo mismo, con vuestros «chicos».

      Solo tienes que repasar la filmografía hollywoodiense 🙂

      Dicho así generalizando mucho, claro.

      Besos.

      • Puede ser, Portorosa, no se me había ocurrido… sin embargo sigo identificando muchas más «malas suegras» que «malos suegros» (de hecho ellos no tienen «nomenclatura oficial», como ellas), incluso en las películas americanas… También puede ser porque yo sea mujer. ¿a ti cuantitativamente te sale similar el número de referenicas?
        Quizá la preminencia del elemento femenino esté simplemente en mis ojos de mujer. ¿tú como hombre lo ves igual?

      • Si digo que es que las mujeres sois, entre vosotras, mucho más bichas… queda muy mal, ¿no? 🙂

        La verdad es que no sabría decirte. La figura de la suegra odiada es también un tópico entre los hombres. Hay muchos chistes sobre ellas.
        ¿Será una cuestión de estilos?

        En fin, no querría meterme en el siempre pantanoso mundo de la guerra de sexos 😀

        En todo caso, aunque no lo explique todo, creo que los celos son un factor fundamental en ese tema.

        Besos.

      • Porto, queda fatal.
        Yo creo que queda infinitamente mejor decir que en las mujeres, la esfera de los sentimientos, juega un papel mucho más importante que en los hombres…

        Yo también pienso que hay más malas madres de mujeres que de hombres (no sé si es cierto, es mi percepción). Pero a diferencia de lo que decía Eva, nunca había pensado que la diferencia está en las hijas (la manera como lo vivimos, detectamos), sino en las madres, que en cierta manera, se proyectan más en hijas que en hijos y por esto las hijas sacan lo peor de ellas… Habrá que explorar esto, también.

        En cuanto a las suegras, la verdad es que la mía fue estupenda. Creo que aún no ha entendido que hacía una mujer estupenda como yo con el panoli de su hijo…

      • No me he sabido explicar bien, voy a ello. Las referencias de las que hablo, más que «malas suegras» en relación a sus nueras, son malas madres de sus hijos masculinos (MUY malas madres de sus hijos), a quienes utilizan y maltratan de una manera más o menos sibilina para su propio beneficio… o ni siquiera, no más por el gusto de hacer daño a su prole, porque pueden incluso no sacar ningún beneficio tangible.

        Nadie las reconoce como «malas madres», sino que se califican como «personas difíciles» en el mejor de los casos entre las personas cercanas que la conocen, y en el peor de los casos, de cara a la galería, son madres extremadamente «abnegadas» y «entregadas» que «viven para sus hijos»… lo que en cierto modo las victimiza a ellas y pone a los hijos en una verdadera incapacidad de asumir su papel real, ya que al ser hombres, además, no tienen «permiso social» para ser víctimas emocionales. No sé si me explico.

        En muchos casos, cuando estos hijos encuentran pareja, es cuando la pareja de ellos señala a la madre como un personaje pernicioso, pero se sigue sin aceptar socialmente que sea una «mala madre» (lo que victimizaría al hombre, que no es algo bien aceptado), sino que se asume que es una «mala suegra» de ella (una mujer no sólo socialmente puede ser víctima, sino que como apunta Portorosa, puede ser más «bicha», por lo que además se feminiza el problema y se diluye la culpa, al coresponsabilizar del conflicto a la nuera… el hombre, si acaso, será percibido como víctima/espectador del conflicto «histérico» entre mujeres). De manera que el problema real de maltrato permanece invisible e innombrado.

        El resultado es que es infinitamente más difícil en estos casos que se pueda cortar con la madre maltratadora, porque en ningún caso se puede asumir cuál es la situación real de la relación.

        Siento que me he explicado fatal y que estoy quedando como una «mala nuera». Pero os juro que no es por ser «bicho», sino porque realmente creo que no es que haya más malas madres de mujeres que de hombres (al menos no muchas más), sino que es muchísimo más invisible el conflicto cuando se trata de hombres… y que cuando se visualiza éste es porque se ha feminizado el protagonismo de la víctima, pasándose en casi todos los casos a la pareja del hijo.

      • Que interesante punto de vista. Puede ser perfectamente, claro. Yo no lo había pensado… más bien ponía el acento en la proyección madre-hija, como dije…

      • (Bueeeno, pues retiro lo de bichas…)

        Sí que es muy interesante, pero la verdad es que me veo incapaz de tener mi propia opinión al respecto; al menos así a bote pronto.

        Creo que nos metemos de lleno en la psicología. Y ahí supongo que habría que abrir un poco el campo de visión y preguntarnos cómo son las relaciones padres/madres-hijos/hijas, cuáles los respectivos papeles, cuáles las expectativas de los progenitores según el sexo filial, cuáles sus funciones como modelos respectivos, etc. Se me escapa…

        Muy interesante, en todo caso.

      • Bueno, Mamá de Marte, «Cada quien habla de cómo le fue en la feria»… Imagino que habrá estudios psicológicos o sociológicos sobre el tema que recogerán todas las perspectivas. Seguro que hay un montón de variables que influyen en géneros, edad, número de hermanos, paternidad biológica o adoptiva, deseada o accidental, etc. Pero los dos casos que yo conozco mejor son masculinos.
        Aunque, por ejemplo, son mujeres que tuvieron solo hijos varones, de los cuales al menos uno en cada caso (los más cercanos a ellas) tuvieron conflictos de género en su edad adulta (un homosexual, un bisexual). ¿Su orientación sexual tendría algo que ver con el maltrato? ¿si hubieran tenido también hijas la relación de abuso se hubiera circunscrito a ellas? Nota: nunca existió abuso físico, sólo emocional.
        Nunca había pensado tanto el este tema de las malas madres (o nunca había intentado ordenar lo que siento) hasta que tú compartiste esta nota… De hecho, ya estoy deseosa de encontrar esos estudios psicológicos o sociológicos que me aclaren mejor las dudas 🙂
        ¡Si es que tienes un blog que es de lo mejorcito de la red! ¡Da gusto pensar con vosotros, oyessss! 😀

      • Pues no sé si hay mucho material que hable de ello. Yo cuando he buscado, he encontrado poco… el maltrato parece ser patrimonio del varón (y la victimización, como bien has señalado, patrimonio de la mujer, o de los menores de edad). Así que cualquier cosa que encuentres… ¡¡compártela conmigo, please!!

        Y sí, el gusto es mío, desde luego.

      • Para un punto de vista psicoanalítico, os recomiendo «Te joden vivo. Cómo sobrevivir a la familia». Es muy interesante, y entra de lleno en estos asuntos (aunque creo recordar que el tema de la adopción, o no se toca o se toca poco).

      • ¡¡Tomo nota!! Lo he googleado y lo que he leído parece interesante… http://www.eluniversal.com.mx/estilos/64688.html
        Y me tomo en serio las recomendaciones de un lector como tú…

  28. Me ha encantado tu post, madredemarte. Yo tuve una madre estupenda, con sus defectos, claro, pero que me quiso muchísimo (y así lo sentí) aunque no pasara demasiado tiempo con nosotros. Yo lucho a diario por ser una buena madre (ayer no lo fui, pagué mi mal día con los niños, sufrieron mi mal humor, mi impaciencia y mis gritos…) A veces creo que sería mejor madre para ellos si pasara menos tiempo con ellos (como hizo mi madre, a menor roce, menor posibilidad de equivocarse). En fin, es muy duro también ver lo difícil que resulta a veces ser buena madre. Cuando fallo, por lo menos les pido perdón, y les explico que mi mal humor no tiene nada que ver con ellos, y que es normal que ellos a veces se porten mal, no hagn caso o no obedezcan y que aunque hagan todo eso, les quiero mukchíiiisimo). Me han encantado todos vuestros comentarios. Súper enriquecedores. Un abrazo, Silvia

  29. Me siento totalmente identificada con tu escrito.

  30. […] La madre de Cenicienta […]

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