Y vete, y vive

Ya hablé hace algún tiempo de la película «Vete y vive», y de lo que sentí la primera vez que la vi. Luego la vi otra vez en DVD, ya con mi primer hijo en casa, y este año la trajeron los Reyes.

Ayer, que A. se durmió pronto, B. me pidió verla conmigo. Estaba cansado y pensé que no aguantaría todo el metraje… pero, ¡vaya si aguantó!

Le costó un poco entender una división tan arbitraria como los judíos/ los no judíos, pero al margen de esto, siguió bien la historia.

Le impresionaron las muertes del principio (me decía hoy que era «el momento más triste de la película»), y se mostró sobrecogido cuando el niño se quedó solo, sin ningún adulto que se hiciera cargo de él («debe tener mucho miedo»). Se quedó sorprendido de su extrañeza al llegar a su nueva familia, y se fijó en que no comía y no sonreía («¿luego se reirá, verdad?»). Me pidió varias veces que le anticipara lo que sucedería después («¿Volverá a ver a su madre de Etiopía? ¿Sus padres y sus hermanos no se morirán, no? ¿Tendrá novia?»), le gustó mucho ver la relación especial con el abuelo (B. también fue con quien conectó primero, mucho antes de aprender a quererme a mí), le preocupó la dificultad de guardar un secreto como el de este niño, y estuvo pensativo cuando salieron escenas de racismo («¿Tú me lo contarías, si vivieras situaciones de racismo como estas?», le pregunté, y él respondió: «¡¡¡Noooo!!!»).

La escena final, directamente le fascinó.

Yo vi la película con él entre mis brazos, disimulando las lágrimas que me caían en cada momento de emoción, preguntándole y tanteando si la situación era dura o difícil de comprender para él.

Cuando terminó le pregunté qué es lo que le había gustado más de la película.

Pensó un momento y me dijo: «Todo».

Seguro que volveremos a verla, más veces, muchas veces.

P.D. Me dice V., una mujer que conoce bien Etiopía y la adopción en Etiopía, que probablemente ningún caso de adopción actual se parece realmente al de «Vete y vive». Entiendo su punto de vista, la realidad de la adopción tiene un planteamiento quizás menos romántico… pero creo que  «Vete y vive» da para hablar de muchas cosas reales: empezando por la falsa filiación (sale como hijo de otra madre, falsificando su historia), el racismo, el miedo del niño al llegar a un mundo desconocido, las relaciones transraciales, el hecho de que el niño hable de noche con la madre pero no se lo diga a nadie, las dificultades para encajar, los desequilibrios norte-sur, la necesidad de un reencuentro…